Capítulo 5. Sobrevivir es apoyarse en conjunto. (1)

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—Lamentamos mucho la perdida de Sir Carsein.

Gruesas lagrimas se deslizaban por el hermoso y digno rostro de la Duquesa de Rass, sus piernas incapaces de sostenerla por más tiempo, cedieron.

Dos sirvientas junto a la Princesa Frincia sujetaron a la Duquesa por los brazos y la cintura, ayudándola a sentarse en una silla traída por otra sirvienta.

La serenidad mostrada por el Duque de Rass era una mera fachada, sus ojos rojos ardían con un fuego abrazador, cada uno de sus músculos completamente tensados. No dejó que su mirada se apartara del mensajero enviado por el grupo de caballeros al mando de Kaysian.

Los ojos del mensajero de un color miel quemado, su cabello perfectamente cortado de un café oscuro estaba pegado por la humedad del sudor al cabalgar sin detenerse. Exhaló e inhaló repetidamente, extrajo el sobre del bolsillo en su saco y lo entrego al Duque.

Agachó la mirada e inclino la cabeza.

—Sir Kaysian detalló los hechos ocurridos, desde la emboscada hasta la investigación y búsqueda de Sir Carsein y... Lady Grasper.

Arkint miró el papel con desprecio, el llanto de su esposa le partía el corazón y la imagen del cuerpo inerte de su segundo hijo se llevaba una de sus muchas razones para apreciar su elección de vida.

Apretó el sobre entre sus manos, deseando que al romperlo, todos esos pequeños fragmentos volaran con el viento y como si se tratara de un hechizo...

Deshiciera las crudas palabras del mensajero, se llevará la tristeza de su familia e hiciera a Carsein aparecer por la puerta con una gran sonrisa.

El mensajero reverencio a Arkint sin esperar un agradecimiento que sería inapropiado escuchar, dio media vuelta y salió por la puerta del salón principal.

—Carsein... Carsein... oh mi niño, ¿Por qué? —Ernia derramaba lagrimas tras lágrimas aferrada a su nuera.

Arkint no se atrevió a tocar a su esposa y acompañarla en su dolor, él era responsable de esto. Sin decir nada más, abandono el salón. Una disculpa silenciosa fue transmitida a Frincia, quien simplemente le regalo una sonrisa comprensiva.

Los trabajadores de la mansión no voltearon a verlo, unos pocos bajaron la cabeza en señal de condolencia y respeto, otros más mantuvieron el rostro neutral.

Y al pasar a su oficina en el segundo piso, escucho el llanto de otra mujer que era sujetada por su compañera y uno de los mayordomos.

—¡Lady Grasper!, ¡No!, ¡Lady Grasper!

Pataleó mientras era arrastrada a alguna habitación vacía.

—Dorothea cálmate. —Escuchó una voz femenina más autoritaria, después, la puerta cerrándose junto al pestillo.

Arkin negó, sonriendo incrédulo, todos lamentaban el deceso de su hijo, apenas recordando que su trabajo era fungir de escolta para la hija de la bendición de Dios, Jieun Eligere Grasper. Y, una sola sirvienta luchaba desesperadamente por su propio dolor al saber de la muerte de esa mujer. Aun podían existir cosas que le sorprendieran.

En silencio entró a su oficina, cerrando lentamente la puerta detrás suyo.

Leería la carta de Kaysian, se reuniría con Ruveliss y planearían una nueva estrategia contra los plebeyos de la religión de la Santa.

Incluso si quisiera, llorar sobre una tumba sin cuerpo no tenía sentido. Aceptó los riesgos e implicaciones de resguardar a Jieun Eligere Grasper y entrego esos mismos riegos a su segundo hijo bajo la solemne promesa de proteger a Aristia.

Sin amor - Ruta alterna CarseinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora