Obsesión [2]

[VEINTICINCO]

[EL HALCÓN VS LA MUERTE]

Nicholas

Me coloco frente a los miles de soldados presentes, no siento miedo por lo que haré porque es dar frente o quedarme atrás como un cobarde. Ya me fui en contra de Anderson, tarde o temprano será con Aurelio y necesito prevenirme de ello. Necesito mostrar el poder que tengo por sí solo y ya tomé mis decisiones.

Pobre del que no le guste. 

Necesito cambiar las cosas, porque de otra forma, será en vano lo que hago.

Veo a Aurelio posicionarse hasta atrás, junto con mi hermano. Cassian pidió su cambio a la central de Moscú, se le fue autorizado y aunque quiero creer que mi hermano no me jugará sucio, no puedo confiarme y no me queda de otra que moverme solo. 

—Las cosas van a cambiar y si no les gusta, una pena, que no vivo complaciendo a nadie. —Aviso mirándolos—. Quién no de la talla para estar en este ejército, se irá porque necesito soldados capaces de todo, no de inútiles temerosos —me relamo los labios—. Y quién tenga miedo, se puede retirar desde ahora.

Vankov se me posiciona al lado y Kaius de igual forma, mientras que veo a mi hermano posicionarse cerca de mí. No sé que trama, pero lo voy a descubrir así eso me cueste más porque no confío en que de la noche a la mañana, quiera estar conmigo.

—Nos vamos a enfrentar a dos de las mafias más peligrosas del mundo —digo—. La Bratva y el clan alemán —le sostengo la mirada a Aurelio y este achica los ojos desde dónde está—. Ambas les prescinde el historial criminal, meterse ahí es una sentencia y no cualquiera saldrá porque los Vasíliev y quien controle el clan alemán, son gente peligrosa. —Aclaro—. Confiarse esta de más, porque cualquiera puede recibir una bala y si no se preparan como deben, van a regresar a ser enterrados.

— ¿Y si entrenamos y morimos? —Preguntan.

—Una lastima —me pongo serio e inhalo—. Los mejores sobreviven, lo sé bien. Si vivir sin miedo quieres, entonces ser soldado no es algo que debas ser, porque los buenos soldados dan la vida por lo que creen y no les importa si mueren en batalla. Y yo creo firmemente que ambas mafias pueden perecer, incluso si eso pide un precio alto —aseguro—. La Bratva tiene por líder a Aren Vasíliev, sabemos a quien atacar.

— ¿Y los alemanes? Su líder lleva años muerto, general. ¿A quién atacamos ahí?

Evito que mi mirada vaya a Aurelio y me aprieto los puños sobre el atril.

—El líder alemán no está muerto —aseguro—, nos toca buscarlo y hacerle pagar. Se metieron conmigo cuando era un niño y encubrieron su error culpando a otros. Su error fue creer que no iba a descubrir la verdad y no pienso jugar de ningún lado más que del mío. Caerá quien tenga que caer. A los alemanes les voy a cobrar la muerte de Claire Engel y a la Bratva la muerte de...