[TREINTA Y DOS]

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[ELECCIONES Y MANCHAS]


Nicholas


Despierto con el dolor de cabeza presente, las cortinas están cerradas y el olor a muerto está impregnado en la ropa que tengo puesta. Desde la desaparición de la rusa hace un par de días las cosas no se han vuelto fáciles, la Bratva está dando pelea y estrategas o no, están golpeando con fuerza en dónde no deben.

Ya nos quitaron una central, una de las mejores en todo el mundo y la que contenía armas, equipo táctico, vehículos terrestres, avionetas y aviones cargadores.

Sé que Amara en ese momento atacó por lo de Eris, pero como alguna vez me lo dijo, todo lo que hace es con un propósito. Ella no ataca al azar, no se deja influir por otros, no deja cabos sueltos y si lo hace vuelve por ellos para darles de baja.

Y es lo que me lleva a pensar, porque me salvó...

No una, sino dos.

Me siento en la orilla de la cama cuando el despertador suena irritándome. Lo apago viendo la hora y el día que es. Las cosas se me acumulan siendo apenas las seis de la mañana y no me molesta porque ya me acostumbre a tener que guardarme todo. Me meto a la ducha quitándome el olor a putrefacción de encima de la noche anterior, hace frío y jalo lo primero que aparece en mi camino para ponérmelo.

Miro mi teléfono para ver si tengo algún mensaje, pero no lo tengo y me toca ser quien marque para obtener información que deseo.

El ruso lo único que hace es responder que no coma ansías, sólo que me cuesta cuando llevó una semana y media sin saber nada de ella. Y es que me ha costado mantenerme aquí cuando lo que me mantenía en Rusia no está aquí.

En el comedor solo está mi hermano, no desayuna sino que se lleva a la boca un cigarrillo a la espera de que el día siga y arrugo la nariz cuando el olor me llega, no hace ruido y ni siquiera se voltea a verme cuando me siento a su lado para observar la foto que tengo colgada en la pared.

El cabello lacio y castaño, los ojos grises e intensos y la sonrisa me pegan tan fuerte como el último día en que la vi. Me tengo que aferrar a la silla para no irme al suelo y mi hermano es testigo que los años pasan, pero hay cosas que no pueden enterrarse.

Lo de Amara fue un golpe bajo para mí porque su atentando estaba tan cerca de la fecha en que empecé a tener pesadillas desde que tengo 14. Otros años no me afectaron como esté lo hace, quisiera entender si es porque estoy cada vez más cerca de enfrentarme a Aurelio o porque estoy viendo el precio de mis errores por seguir la voz de quien no debí.

Lo cierto es que no puedo vivir echándole la culpa a Aurelio u a otros toda la vida porque no me amenazaron, no me pusieron una pistola en la cabeza para que hiciera lo que hice y es que si hay que recordar el pasado, siempre me jacte de ser el mejor siendo el peor.

Obsesión [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora