[CUARENTA Y OCHO]

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[EL REGRESO]


Anya


El dolor de cabeza con el que me levanto me pone de malas.

No recuerdo cómo es que llegue a mi habitación y ni siquiera me acuerdo en que momento dejé el despacho y los pocos recuerdos son dónde estoy con Vladimir, bebiendo de una copa. Poco me importan teniendo tantas cosas en la cabeza. Más ahora que tengo un arma de doble contra la milicia y contra Iván que pienso usar como se me dé la gana.

Desde niña, me enseñaron que lo más importante no es matar al enemigo, sino hacerlo sufrir. Porque no hay mejor venganza, que quitarle todo lo que ama a quien tanto daño te lo ha hecho y es que quien dice que la mejor venganza es perdonar y seguir adelante, es un idiota que jamás ha entendido que no hacer algo, es estúpido.

Es cierto, hay muchos inocentes en la línea de fuego, no obstante, no me importan por el simple hecho de que un día también lo fui y a nadie le intereso.

Iván cree que puede entrar a mi vida, atacarme y quitarme algo que por derecho de nacimiento es mío. No he soportado tanta porquería durante estos años para que, él me quiera quitar todo lo que es para mí. No quería ser reina, pero con tal de que él no suba al puesto, soy capaz de todo. Y Aurelio, es otro iluso que cree que me voy a dejar ganar como la generala.

Se creen más inteligentes por la experiencia que según tienen por los años, más cada infierno que he vivido me ha dado más experiencia que ambos y sé cómo me voy a mover todos.

Lo que haré, será lo suficiente para despertar el odio y el rencor de muchos.

La suerte ya está echada al aire, gane o pierda, me haré cargo de llevarme a Iván y Aurelio al infierno conmigo. Y es que el problema de cazar a una bestia, es que la bestia también puede oler al cazador y cuando el animal es más astuto, el cazador inevitablemente caerá.

—Un cuervo llego —Miro sobre mi hombro, Aleksey viene hacia mí y mi esposo se coloca a mi lado sin querer confiar en nadie—, traía un papel consigo.

Me quedo callada y Vladimir mira a mi hermano, que le tiende el papel que tiene en la mano.

—Es un mensaje del consejo de la Bratva. —Lo encaro cuando menciona aquella y mi esposo se me queda viendo cuando termina de leer y la mirada burlona me lo dice todo. Miro a Aleksey y este sigue hablando—. Quieren que te entregues, de esa forma tu castigo no será grande. —Me río—. Y que los Gusev juren servir al nuevo rey, cuando la coronación se dé.

Vladimir se echa a reír conmigo.

— ¿No quieren que les llevemos galletas de paso?

—Solo estoy dándote el mensaje que venía en el papel, Anya.

Obsesión [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora