[TREINTA]

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[OBSESIÓN: PARTE DOS]


Nicholas


Tuve un sueño dónde la veía sonreír, bailar sin preocupaciones y dónde el mundo no estuviera en nuestra contra.

Todas las noches, el mismo sueño, dónde éramos solo ella y yo...

Y cada mañana, la misma pesadilla, que se repetía una y otra vez hasta. En lugar de tenerla sonriendo y bailando sin parar, la veía con una expresión de dolor, de pánico que me congelaba. La pesadilla dónde la tenía en mis brazos sin vida, sin poder ver esos ojos que encadenan a su maldito infierno, dónde solo era yo...

Después de que perdí a mi madre, no había sentido este miedo. Este miedo que paraliza, que te deja quieto a la espera de lo inevitable y por un momento, creí que no llegaría a tiempo con ella.

Bajo de la camioneta con la rusa en brazos, no puede pararse, así que sostengo su cuerpo con fuerza contra mi pecho y mi hermano baja del copiloto de la camioneta. El jet privado frente a nosotros es de Stanislav y tiene órdenes directas de llevar a la pelinegra hasta Suiza para el tratamiento al que debe someterse.

La camilla que Kaius baja con ayuda de mi hermano, la ponen frente a mí y a mi pesar me toca soltar a la rusa. Le coloco los cinturones de seguridad mientras que las enfermeras que el ruso contrató se acercan a revisarla, lo que me obliga a retroceder.

Cassian pone su mano sobre mi hombro cuando veo cuando le ponen dos tubos que conectan a un tanque de oxígeno. Sigue delicada y verla así arde. El antídoto ya está en su cuerpo, pero el veneno sigue adentro de ella y es una guerra que solo ella podrá pelear.

La mujer que baja del jet privado se acerca a dar las órdenes finales y aunque no es una situación adecuada para un reencuentro. Me saluda como si entre ambos no hubiera enemistad alguna y lo cierto, es que no la hay.

—Ava. —Saludo y ella se acerca abrazarme—. Me da gusto que estés bien.

—A mí también, Nicholas. —Se separa de mí y mira a mi hermano—. Stanislav autorizó que otra persona viaje con ella. —Menciona mirándome a la espera de mi respuesta y muerdo mi labio—. ¿Viajarás con ella, verdad?

—No puedo irme. —Murmuro—. Si desaparezco justo ahora que se supo del atentando que recibió, notarán que estoy con ella y suficiente la he puesto en peligro para hacerlo otra vez. No puedo, ni quiero arriesgarla.

—Entiendo tu situación, Nicholas. Sin embargo, si no vas tú, tengo la orden directa de avisarle a otra persona para que vaya con ella y creo que sabes a quién me refiero. —Muerdo mi lengua para no soltar nada y mi hermano carraspea—. ¿Qué es más importante para ti?

Obsesión [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora