[CINCUENTA Y SEIS]

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[UNO VIVE Y UNO MUERE]


Nicholas


A veces es increíble como las cosas pueden cambiar, ya sea para bien o para mal.

Y aunque días atrás lo único que hacía era quejarme de la vida que tenía, no sé si puedo seguir haciéndolo. Sé que las cosas siguen mal, y que probablemente puedo morir en esto, pero no sé porque tenerla conmigo me da cierta garantía de que no será así.

Puede que me esté confiando de más, porque también sé que Amara no debería hacerlo todo. Sin embargo, confío en ella. De alguna forma, creo que siempre lo he hecho, incluso cuando no quería admitirlo, y es que si algo es cierto, es que Amara tiene la capacidad para crear y para destruir. Lo ha demostrado mil veces, así que no espero menos de ella.

Mi alarma vuelve a sonar por quinta vez en el día.

La apago no queriendo moverme de dónde estoy, y me remuevo en la cama queriendo contemplarla un poco más. Me gusta, porque así entiendo que oportunidades como está, no siempre están. Y es que personas como la rusa, son complicadas de entender y efímeras.

Lo cierto, es que a mí me gusta saber que aunque otros intentaron y dieron tanto, ella me escogió a mí, cosa que eleva mi ego. No puedo sentirme mal por los otros, porque estando en mi lugar, seguro se regocijarían de haber sido los elegidos y puedo apostar, que Carter sintió lo mismo, que yo siento. Lo que pasa, es que es mejor persona que yo para admitirlo.

Debería estar encargándome de la situación que la milicia tiene encima ahora que la Orden Suprema llego a meter sus narices, pero si me pusieran a elegir entre eso o pasar mi día con la rusa, mi elección es más que obvia.

El sol salió desde hace dos horas, y aunque debí de cambiarme para irme de aquí a atender mis asuntos de trabajo, cada que intentó levantarme me cuesta aceptar que tendré que dejarla sola. Aunque no estará sola, si el galés está en la misma casa.

Es egoísta de mi parte no querer soltar, pero la idea de que estén juntos no es una que me guste.

Si pudiera quitarlo de mi camino de un tiro, lo haría, sin embargo, soy consciente de lo que la rusa en mis brazos siente por el galés y herirlo solo la haría odiarme, cosa que no quiero.

Mi teléfono suena, me pongo de pie para tomar la llamada y ahora que tengo prisionera a Deniska y a Kaius fuera de la milicia, tengo a otra persona siendo mi informante. La mujer a través de la línea me informa que Anastasia Kilichenko llegará en la noche, cosa que aumenta mi estrés porque es a la última persona que quisiera ver.

Esa mujer no había venido, pero supongo que con el fracaso de su equipo de logística y técnica, ha decidido a darse a conocer. Y es que dicho equipo, no ha hecho más que cagar las cosas, porque resultados buenos no han dado.

Obsesión [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora