[CINCUENTA Y CUATRO]

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[EN OTRA VIDA]

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[EN OTRA VIDA]

James

Quien me conoce dice que tengo buenas historias, que en lugar de asesino luzco como un viajero que espera por hallar su propio lugar. Algo que pueda llamar suyo. Hace tiempo encontré mi lugar, y es al lado de mi hijo.

Las historias cuestan, no vienen de a gratis y tienes de dos, vivirlas o escucharlas. Siempre he preferido vivirlas, nutren mi alma de formas que no muchos entenderían a pesar de creer hacerlo. Que hubiera dado yo por ser solo un viajero, pero no me tocó ser sólo eso y lejos de reclamarle al universo por ello, agradezco lo que tengo.

Mucho de lo que cargo es por mi propia culpa.

Fui joven, y soberbio.

Caí en placeres banales, creyéndome invencible a una corta edad dónde ni siquiera había dado mi primer beso y por más tonto que eso suene, es cierto. Me creí el rey de las bestias cuando ni siquiera me había enfrentado a una. Y ahora que cumplí 39 me doy cuenta que solo fui un niño ingenuo que moría de ganas por tener algo y que la gente lo reconociera.

Hice mal muchas veces, pero también hice bien y sin embargo, no fui condenado por esas cosas, sino por el apellido.

Si bien mi padre me advirtió tener cuidado con gente soberbia como Aurelio Kaiser o, gente despiadada como Jenna Spencer e incluso hechiceras como Caroline y Amada, no le hice caso. Sorpresa no es, y es que yo creía cuando era más joven que si los atacaba primero, ellos temerían de mí o me idolatrarían cual rey. Y sí, ahora temen y otros han muerto o sido captura dos, pero no todos son cobardes y varios son capaces de darme la cara a pesar de que el miedo se les nota en la mirada.

No temo de muchos, solo de pocos y cuando temo, es justificado.

Temo de personas como Amara, que son cielos despejados hasta que la tormenta les cae encima y la negrura de las nubes rebasa todo. Personas como ella, que viven en calma hasta que explotan y es que Emyr Carter me dejó dicho que como ellos, nadie. En parte, por eso entiendo porque la rusa y el alemán tienen química pese al odio que los ha querido consumir desde el inciso, y entiendo también porque no son capaces de soltarse.

No puedo juzgar a Kaiser, no cuando he estado en su lugar de no querer soltar a quien se ama.

Y aunque no busco enfocarme en cosas fuera de mi control como lo que siento por ella, no puedo evitar sentir lo que siento por esa mujer. Tanto ha pasado entre los dos y hace años me juré que lo que tuviera con otras mujeres sería solo pasajero porque muchas veces me juré a mí mismo que no amaría a nadie como a Caroline Craig. Sin embargo, aquí estoy.

Nunca he querido esta vida.

Me gusta tener poderío, adoro haber conocido a la rusa y quiero demasiado a Caroline por haberme dado lo que jamás creí que iba a tener. Amo a mi hijo más de lo que creí podría amar a alguien más y a mi hermano lo admiro, pero si me hubieran dado la opción de elegir, hubiera elegido algo menos caótico para ellos. Yo sabía que estaba maldito desde el primer momento que me tatuaron la serpiente. No obstante, nunca es lo que uno quiere y negar algo, solo lo atrae más.

Obsesión [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora