[SESENTA]

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[FRESAS CON CREMA: PARTE DOS]


—Eres fuerte, te subestime, eso lo reconozco.

Menciona Aurelio, y la sombra se deja ver, dejando que el alemán contemple a la rusa.

—Duraste más de lo que debías, más de lo que muchos planeamos, es de admirar, pero sigo sosteniendo lo mismo que te dije cuando me metiste aquí. —Amara se acerca a la celda—. No voy a pedirte perdón, porque lo que hice, lo hice por mi hijo. No lo sabes, ni lo entenderás, porque jamás tendrás uno, y pese a todo, te puedo asegurar que eso no lo cause yo.

—Solo quiero saber algo. —Lo mira—. ¿Valió la pena haberme arrojado ahí por Nicholas?

—Alguna vez escuche que Aquiles deseaba que todos los griegos murieran, así Patroclo y él, pudieran conquistar Troya. También que Hades amaba a Perséfone lo suficiente para quemar el olimpo y tenerla solo para él. Y no olvidemos, a Bonnie y Clyde, dos criminales prófugos que vivieron su historia. Todas historias de amor, terminas en tragedia, para el mundo y para ellos. —Aurelio se pone de pi—. ¿Sabes lo que pasará con él si decides amarlo, no?

La pelinegra no responde.

No necesita andar probando sus sentimientos a gente imbécil como Aurelio.

—Eso no te importa.

— ¿Lo amas realmente o solo lo estás usando? —Amara ni se desgasta—. Por amor a alguien, somos capaces de mandar a la horca a otros, así que sí, valió la pena haberte mandado a ese lugar porque mi hijo no iba aguantarlo. —Aurelio se dispone a encarar a la rusa y la mujer se queda quieta analizándolo—. El día que tengas que poner la vida de la persona que más amas en el mundo, te darás cuenta que pedir perdón a otros es insulso. Prioriza lo que amas, Amara. Porque de otra forma, te lo van a quitar como a mí me quitaron todo.

—Eres igual a Aren, pero cínico. —El alemán se ríe y niega, porque no es igual a Aren. Aren fue un pendejo que creyó que el amor podía con todo. En cambio, él jamás ha creído que el amor pueda solucionar la guerra—. ¿Cansado, no es así? Cubrirse con una máscara de honor y portar el uniforme de soldado como si fueras un héroe. Dices no ser como él, pero lo eres. Tal vez por eso eran amigos, tal vez por eso se odian, tal vez por eso ahora están solos.

— ¿Lo estamos?

—Lo están. —Asegura.

—Y pese ello, ustedes siguen viniendo a nosotros.

Amara es la que ahora se ríe, no con burla, sino por amargura.

—Supongo que para ustedes está bien lo que hicieron, nos hicieron "fuertes". —Se burla frente a él y el mayor no la entiende, no puede leerla—. Querían ganar una guerra sin meterse, nos metieron a nosotros, nos hicieron odiar al apellido contrario y por un momento, casi nos perdemos en esa guerra, casi lo mato, casi me mata, pero no lo lograron.

Obsesión [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora