3. Quien realmente es ella...

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¿Qué impresión había tenido Valentina acerca de Juliana? Pues en primera instancia cuando la vio, le había parecido una persona buena, con buena vibra; al menos eso era lo que reflejaba la morena, también aparentaba ser muy seria, pero amable, así como la mayoría de los clientes que llegaban a la cafetería, y no había que omitir el hecho de que era bastante atractiva.

Hasta hace poco tiempo a Valentina no se le había pasado por la cabeza la más mínima posibilidad de que sintiera atracción hacia alguien del mismo sexo, sabía reconocer y admirar la belleza en otra mujer sin ningún problema, pero una cosa muy diferente era el verlas con un interés más personal, ¿había cambiado algo respecto a eso? No, o al menos eso era lo que se repetía constantemente y se encargaba de repetirle a su amiga Monserrat desde que le platicó de que en algunas noches aparecía en sus sueños una persona a la que no lograba identificar bien, una persona que la besaba con tanta pasión y que a través de esos besos la hacía sentir muchas cosas, el problema no solo era el no poderle ver bien la cara a su amante de los sueños húmedos, sino que lo que le preocupaba era que esa otra persona involucrada, era una mujer.

¿Desde cuándo soñaba con otra mujer en su cama en una situación comprometedora? "Nunca", era algo que nunca le había pasado antes, es que ni siquiera para un trío o como una fantasía sexual, pero desde aquella última noche de fiesta en Madrid todo empezó a cambiar, esos "sueños" empezaron a aparecer. Ahora se lamentaba el habérselo revelado a Monse, su amiga no perdía la oportunidad de sacar el tema a colación, le insistía que en ocasiones los sueños nos revelaban muchas cosas, pero Valentina se negaba a eso.

Cuando decidió darse unas pequeñas vacaciones, lo hizo por varias razones; pasar más tiempo cerca de su mejor amiga, desconectarse de la vida loca que estaba llevando últimamente en Madrid, descansar del modelaje y todo lo que ello implicaba, evitar cualquier tipo de contacto con su exnovio y ver si cambiando de aires lograba dejar de tener aquellos sueños con la mujer de mentón partido. Galicia era un lugar perfecto para relajarse, estaba a no muchas horas de Madrid, eso le facilitaba las cosas para regresar si en algún momento se arrepentía de su decisión. Quedaba en una región costera y que tenía abundante vegetación, y si había algo que destacaba mucho en aquel lugar era sus increíbles playas y zonas con espectaculares acantilados.

En su segunda noche en Galicia, Valentina no perdió el tiempo y quiso experimentar lo que era irse de fiesta en aquel lugar, esa decisión le costó una gran discusión con Monse por 2 razones; el haber roto su promesa de dejar las fiestas en donde terminaba bebiendo mucho y el haberse enredado con Marcos esa noche, un hombre de 28 años que tenía fama de mujeriego, de parrandero y al que no le gustaba mucho trabajar. Pertenecía a una de las familias que se dedicaban a la pesca en el lugar, era el menor de 2 hermanos, pero el más rebelde, tanto a él como a su hermano Mauricio sus padres con mucho esfuerzo les habían tratado de dar lo mejor, al menos la oportunidad de ser profesionales, sin embargo, el único que valoró y aprovechó eso fue Mau, a Marcos lo que realmente le interesaba era jugar al futbol con sus amigos y el conquistar a cuanta mujer se le atravesara en el camino. Desde el momento en que conoció a Valentina, se propuso meterla en su cama y no le costó mucho lograrlo; el que la castaña anduviera sin rumbo fijo en la vida, despechada y con la idea de que aquellos sueños dejaran de aparecer a toda costa, fue algo que le facilitó las cosas al hombre.

Luego de esa noche y de haber terminado en un hotel cualquiera, y por supuesto, de haber tenido que disculparse con Monse, prometió 3 cosas; no volver a fallarle a su amiga, no volver a emborracharse en las fiestas al punto de terminar con extraños en la cama y no iniciar ninguna relación amorosa con nadie, ni siquiera con Marcos con quien después de todo la pasaba bien, pero no se veía siendo novia ni de él ni de nadie.

Volviendo al presente, si a Valentina le había parecido que Juliana era guapa, buena y amable, le bastaron unos segundos para cambiar al menos los dos últimos adjetivos. Ahora la consideraba una odiosa mal educada que quizás con las únicas personas que mostraba su lado bueno era con los niños, tal y como había sucedido con Max. Juliana definitivamente no le facilitaría las cosas.

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