POV JULIANA.
¡Vaya noche! Cuando tomé la decisión de darle a Valentina la oportunidad de hablar, o mejor dicho, darnos la oportunidad a ambas de solucionar las cosas, jamás imaginé que todo acabaría así. Jamás imaginé que terminaríamos platicando por horas, que disfrutaríamos tanto la compañía una de la otra hasta el amanecer.
El día que conocí a Val he de reconocer que quedé encantada, tanto que no logré sacármela de la mente, pero ese encantamiento iba más por lo físico, ¿cómo no hacerlo si es hermosa? Lo que no pude conocer en ese momento fue su alma, su manera de ser, lo que piensa de la vida, etc. Ahora eso es lo que quiero de ella, quiero saber todo de ella; lo que le gusta y lo que no, quiero saber cuáles son sus miedos y sus más grandes sueños.
Valentina es como un angelito que te lleva al cielo con solo una mirada, pero de ese ángel no me fio mucho, y no lo digo porque piense algo malo de ella, sino porque estoy segura de que todo lo que me provoca ese ser tan maravilloso, puede terminar por hacerme sufrir, por hacerme acabar en el mismísimo infierno, ¿estoy dispuesta a correr ese riesgo? Claro que sí, quiero conocerla, quiero compartir cada momento que pueda a su lado, así sea solo como amigas, porque si algo tengo claro es eso, a ella yo no le puedo interesar de otra manera.
Por ahora lo que necesito es dormir un poco aprovechando de que Lannita está en casa de mis padrinos, pero antes de dejarme caer en los brazos de Morfeo, debo de reportarme con mi querida mejor amiga, de no hacerlo, Adriana es capaz de viajar hasta acá con tal de que le cuente con lujos y detalles en qué resultó mi salida con Valentina.
- Mira que no pude dormir en paz durante toda la noche! – fue lo primero que me dijo – Te envié miles de mensajes y ni siquiera tuviste la decencia de dejarme en visto. ¿No te parece muy desconsiderado de tu parte el tenerme así a mí, a tu mejor amiga en esta sosobra?
- ¡Buenos días, Adrianita! Amanecí muy bien, gracias por preguntar... - le digo riendo – Espero que tú también hayas amanecido bien.
- ¿No escuchaste lo que te acabo de decir? No pude dormir, Juliana, ¿cómo es que voy a amanecer bien? Todo esto es por tu culpa, por reportarte hasta esta hora y no decirme antes como te fue con ojitos bellos. – se queja.
- ¿Mi culpa? No es mi culpa que seas tan chismosa, pero para que no te sigas quejando, te voy a contar como estuvieron las cosas, ¿vale?
- ¡Vale! Pero sin omitir nada, quiero que me cuentes absolutamente todo.
- ¿Por dónde empiezo? Anoche le dije que fuéramos a beber algo y ella aceptó sin problemas, nos dirigimos hacia el bar de Kike y pues todo bien, ahí comimos y bebimos un poco de vino. Luego le dije que ese no era el mejor lugar para hablar, así que la llevé a un mirador en donde solo estaríamos ella y yo.
- ¡Ah pero mira que tremenda que salió mi amiga! Se lleva a la tía que le gusta a un lugar en donde puedan estar solitas. Dime que le volviste a pegar los besos...
- ¿Qué? Nooo! – ya quisiera yo – Adriana, no seas gilipollas! Lo único que hicimos fue hablar, ella se disculpó por todo lo que me dijo, y yo también lo hice. La verdad es que yo también metí las de andar y debía de disculparme.
- ¡Que aburrida! – resopló – Pero bueno, ¿de qué hablaron?
- De todo un poco! No tengo porque darte detalles de lo que hablamos, lo único que te debe de importar es que ya estamos bien, de que oficialmente fumamos la pipa de la paz.
- ¿Y ahora qué sigue? Le vas a contar lo que sucedió entre ustedes?
- ¡Nooooo! Es decir, no creo que sea lo correcto... - suspiro – Adri, sé que debo de decirle, pero no por ahora, ¿qué sentido tiene? Apenas hicimos las pases como para soltarle semejante cosa, ¿te imaginas? De igual manera eso no cambiaría nada, o sí, empeoraría todo nuevamente y lo menos que quiero es eso.
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Volverte a ver...
RomanceDos almas que muy poco creen en el amor, se encuentran por cosas del destino. El mismo destino las lleva a experimentar un momento lleno de intensidad para luego separar sus caminos. ¿Qué pasará cuando con el tiempo y sin siquiera imaginarlo, se vue...