43. Solo contigo.

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POV JULIANA.

Me desperté justo cuando estaba amaneciendo, con el sonido de las olas rompiendo y el hermoso canto de los pájaros. Miré hacia abajo y vi a Val durmiendo acostada sobre mi pecho; no pude evitar sonreír al recordar lo que habíamos hecho durante las últimas horas.

- Cariño, despierta! – la sacudí suavemente.

- No, Juls! Tengo sueño – dijo somnolienta.

- Amor, vamos! Tenemos que levantarnos – volví a sacudirla – estamos desnudas y aunque es muy temprano, puede aparecer alguien en cualquier momento.

- Mmmm no me importa si alguien nos ve... - dijo como si fuese cualquier cosa.

- A mí sí me importa! Nadie puede verte desnuda, excepto yo, ¿está claro? No quiero tener que enfrentarme a alguien por andar viendo lo que es mío.

- Yo tampoco quiero que alguien más te vea desnuda, ese privilegio lo tengo solo yo – se terminó de despertar y se levantó para tomar de inmediato nuestros trajes de baño, así que la seguí y ambas nos lo pusimos.

- Vamos al chalet! – le dije – Allí puedes seguir durmiendo si es lo que quieres.

- ¿Me puedes cargar en la espalda? Es que estoy muy cansada para caminar – hizo un puchero.

- ¡Vale! Te cargaré porque te lo has ganado por todos los orgasmos que me provocaste – me reí y ella hizo lo mismo, luego se subió en mi espalda. Así me la llevé cargada hasta donde nos estábamos hospedando.

Cuando llegamos a la habitación, se bajó de mi espalda y aproveché para ir al baño porque me urgía orinar. Cuando me miré en el espejo grité.

- ¿Qué sucede? – llegó corriendo hacia mí - ¿Te ha mordido algo?

- Que me has mordido tú, cariño – dije señalando una gran marca en mi cuello – tengo dos chupetazos aquí y otro más aquí, pero mira esto – señalé una parte en específico – esto no es un chupetón, es una mordida. Tengo la marca de tus dientes – negué con la cabeza – Además, mira mi cabello, está todo enredado y lleno de arena.

- En mi defensa he de decir que eres tan deliciosa que me provoca querer comerte, además, tú también me mordiste y en diferentes partes y lo sabes... ¡Deja de quejarte!

- Pero no he sido así de salvaje como tú, y mis mordidas no son visibles para los demás. Ahora tendré que cubrirme esto con maquillaje – me estaba haciendo la molesta, pero realmente no lo estaba y ella lo sabía, es por eso por lo que tenía una gran sonrisa en su cara, por eso y por la satisfacción que sentía al ver que me había dejado marcada.

- No te lo cubras! No tiene nada de malo que los demás vean lo mucho que te diviertes en la cama con tu pareja. – se acercó más a mí – Amor, tu cabello sí se ve un poco mal, pero lo podemos arreglar. Tomemos un baño y yo te lo lavo.

- En compensación, exijo que no solo me laves el cabello, sino el cuerpo entero – levanté una ceja.

- ¡Yo encantada! – respondió – Si para seguir teniendo sexo en la playa debo de bañarte luego y quitarte toda la arena del cuerpo, pues lo haré con mucho gusto. Así que desnúdate que yo me encargo de lo demás.

Me metí en la ducha con mi salvaje novia y una lavo el cuerpo de la otra antes de que ella comenzara arreglar el lío que era mi cabello. Me lo lavó muy bien con shampoo y acondicionador y lo masajeó con tanta delicadeza que por poco me quedo dormida.

Al salir del baño nos pusimos ropa cómoda y luego tomé el teléfono para solicitar que nos llevaran el desayuno hasta nuestro chalet. Mientras lo hacía, Val revisaba su celular.

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⏰ Última actualización: Apr 12, 2023 ⏰

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