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18. Mi obra más preciada...

POV VALENTINA.

Desperté al sentir un montón de besos por todo mi rostro, acompañados de una tierna risita. No existía mejor manera de despertar que esta, nada me hacía más feliz que despertar al lado del amor de mi vida, y más luego de haber pasado horas entre sus brazos haciendo el amor.

- Anda, cariño… - me besa los labios – ya despierta y abre esos ojitos hermosos que tienes.

- ¡Noooo, déjame dormir un poquito más! – digo sin abrir los ojos, pero con una sonrisa - ¿No estás cansada? Sigamos durmiendo… - la abrazo sintiendo la calidez de su cuerpo desnudo.

- Amor mío… - besa mi mandíbula y luego me da un suave mordisco – déjame ver tus ojitos.

Abro los ojos lentamente y me encuentro con algo maravilloso; ella está recargada con una mano sobre mi pecho viéndome directamente. Se ve tan hermosa con el cabello desordenado, con un hermoso brillo en sus ojos y esa sonrisa tierna que adorna su carita.

- ¡Buenos días, mi amor! –  saludo dándole un toquecito en la nariz.

- ¡Buenos días, cielo! – me besa tiernamente – Sabes que me encantan tus ojos? Sobre todo por las mañanas, se ven más claros, hoy más que nunca.

- El tono cambia según mis emociones, normalmente son más claros si estoy feliz, si estoy excitada se ponen obscuros, – ambas reímos – creo que esto último lo sabes muy bien… - acomodo un mechón de pelo detrás de su oreja.

- ¿Eso quiere decir que estás muy feliz? – pregunta con emoción.

- Eso quiere decir que estoy demasiado feliz, como nunca lo había estado. – sonrío y acaricio su rostro - ¿Tú estás feliz? – ahora soy yo quien pregunta, pero con un tono nervioso.

- Me siento de maravilla! Con nadie me he sentido así antes, todo contigo fue genial… - me da un pico – Estuviste magnifica de principio a fin, y eso que se supone que estabas nerviosa, no me quiero imaginar si no. Anoche fue la mejor noche de mi vida.

- ¡Pienso lo mismo! – respondo – No puedo creer que me estaba perdiendo de todo esto, de haberlo sabido antes, te hubiera comido enterita desde el principio.

- ¿Ah sí? – ella se sienta sobre mi y siento la calidez de su centro contra mi vientre provocando una corriente por todo mi cuerpo. Sonrió al ver sus pechos desnudos – que maravillosa vista.

- No me puedo quejar de la mía… - delinea mis pechos – Son perfectos!

- ¡Son pequeños! – respondo – Antes no me sentía cómoda con ellos, hasta había pensado en operarme.

- ¿Qué? No, mi amor! Así están bien, son perfectos. – los envuelve con sus manos – Mira, caben muy bien en mis manos… ¡Me encantan!

- A mi me encantas tú! Fuiste tallada por los mismísimos dioses… - detallo su cuerpo y sonrío al ver marcas que le dejé con mis besos y mordiscos – te dejé ciertos adornitos.

- ¿Qué adornitos? – baja la vista y ve sus pechos y su abdomen, notando los chupetones que había dejado - ¡Oh vaya!

- Es para que te acuerdes de mí cuando te veas al espejo… - le guiño un ojo.

- Pues también te acordarás de mí, porque también te marqué, pero creo que no tanto como tú a mí. Eso lo podemos arreglar…

- ¿Cómo? – suelto un jadeo cuando se empieza a mover encima de mí - Juuuls…

- ¿Quieres que siga? – se recuesta sobre mi – Respóndeme, bonita… - besa mi mandíbula delicadamente.

- ¿Qué pregunta es esa? Claro que quiero… Soy toda tuya – acaricio su mejilla, y ella se empieza a mover lentamente – Aahhh, esta sí que es una linda forma de empezar la mañana.