Ya por fin estaban de regreso en casa, y lo más importante, estaban las dos solas. Tendrían una conversación solo para que las cosas quedaran claras, hablarían en paz, con calma y transparencia.
- Cómo te sientes? - le preguntó de nuevo Valentina - ¿De verdad ya no te duele nada?
- Amor, me lo has preguntado ya varias veces durante toda la tarde, no, en realidad me lo has estado preguntando desde que amaneció. De verdad que ya me siento mejor.
- Ya sé que me has dicho que te sientes mejor, pero es mi deber asegurarme de que así sea, ¿entiendes? Te necesito buena y sana, bueno, sana porque buena siempre estás. – se mordió los labios.
- ¿Ah sí? – se acercó a ella - ¿De verdad te parezco buena? – Valentina asintió – Pues mira que no me sirve de mucho porque no importa lo buena que esté, mi novia no me sabe aprovechar, pero ella se lo pierde.
- ¡Que tonta tu novia! Es una pena que no disfrute de tremenda obra de arte.
- Me tiene a dieta… ¡Es una injusticia! – hizo un puchero – Yo lo único que quiero es a alguien que me de amor, que me mime y que me diga que me ama.
- ¿Acaso yo no lo he hecho? – preguntó Val indignada – Según yo te he estado cuidando muy bien… Mira que te he hecho masajes, te he dado tus medicamentos, te he cocinado, no muy bien pero la intención es lo que cuenta, también me he asegurado de primera mano que quedes bien bañadita.
- Has hecho lo que normalmente hace una enfermera, solo te hizo falta ponerme inyecciones. Pero bueno, igual te lo agradezco.
- Juliana, las enfermeras te ayudan a bañarte y no se bañan contigo, ¿lo sabías? Así que no digas que me he comportado como una enfermera porque bien que no solo te he lavado la cosita, sino que también has visto la mía.
- Bueno sí, pero no me has dejado tocarla, y eso es cruel, has sido muy cruel Val. Contigo solo ha sido cuestión de ver y desear, pero nada de nada.
- Eres una babosa!
- Sí soy! Te veo y se me cae la baba – se limpió la boca - más cuando estás desnuda, ¿viste? Por ti siempre se me cae la baba.
- Ahorita no estoy desnuda – levantó la ceja.
- Pero podrías estarlo, solo que no quieres…
- ¿Quién te dijo que no quiero? Es solo que primero…
- Primero debemos hablar, lo sé… - dijo Juls resignada – Pero, si me porto bien puedo tener mi postre al final?
- ¿Quieres postre? ¿De cuál quieres? – le preguntó Val haciéndose la desentendida.
- Mmm del más delicioso del mundo – respondió Juls – Quiero comer-te… - le susurró muy cerca de la boca y luego le dio un pico.
- ¡No me provoques, Juliana Valdés! – le tomó la mano – Anda, vamos a la sala a hablar de una vez por todas, más vale darnos prisa.
Llegaron a la sala de televisión y ahí se pusieron cómodas en uno de los sofá, una al lado de la otra sentadas de medio lado.
- ¿Por dónde quieres que empiece? – le preguntó Juls.- Lo primero que me gustaría saber es por qué decidiste acercarte a mí la noche que nos conocimos, ¿qué te impulsó a hacerlo?
- Lo hice exactamente por eso, precisamente por un impulso que en ese momento ni yo misma entendía. No te voy a mentir, me molestó mucho el ver como aquel tío te estaba molestando e insistiendo en hacer algo que claramente no querías, y no es que yo vaya por la vida salvando a las damiselas en apuros, de hecho trato de no meterme en asuntos que no me incumben, pero en ese momento sentí que tú sí era de mi incumbencia y que debía de rescatarte, así que lo hice.
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Volverte a ver...
RomanceDos almas que muy poco creen en el amor, se encuentran por cosas del destino. El mismo destino las lleva a experimentar un momento lleno de intensidad para luego separar sus caminos. ¿Qué pasará cuando con el tiempo y sin siquiera imaginarlo, se vue...