4. Ojitos de cielo...

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  La cabeza de Valentina estaba hecha un verdadero lío, por un lado, seguía procesando todo lo que había escuchado acerca de Juliana y pensaba en el cómo podían existir personas que aparentaban ser buenas, pero no lo eran. Porque si bien era cierto que no le agradaba mucho, llegó a pensar que la morena era buena, pero al parecer no era así, ¿la estaría juzgando anticipadamente? Esa era una pregunta que se hacía constantemente, había algo, una voz que le decía que lo correcto era escuchar las 2 versiones de la historia antes de condenar a los demás. Lamentablemente Valentina siempre había sido alguien que se dejaba influenciar con facilidad, que solía relacionarse con personas que la manipulaban y jugaban hasta con su voluntad.

Si hubo alguien que por mucho tiempo supo aprovecharse de unos de sus puntos débiles, ese había sido Luis; durante todos los años que fueron novios, el chico la llegó a manipular en varias ocasiones, le hizo creer cosas que eran mentira y hasta la llevó a tomar decisiones que en el fondo ella no quería. Valentina fue victima de varias infidelidades por parte de su exnovio, muchas personas llegaban a decírselo, pero cuando ella iba y lo enfrentaba, él le inventaba una historia en donde terminaba siendo una víctima inocente y ella se la creía, Luis fue el que la convenció para que se dedicara exclusivamente al modelaje, dejando así de lado la fotografía que era su más grande pasión, y otras cosas más tuvieron que ser olvidadas. Luis fue el que de cierta manera provocó que ella se alejara de muchas personas, incluso intentó convencerla de que su amistad con Monse no le convenía, pero con eso sí que no tuvo éxito, Valentina adoraba a su amiga por sobre todas las cosas, era una de las personas más importantes en su vida y nada ni nadie podía cambiar eso. Entonces, con todo lo vivido y lo sufrido, ¿seguiría dejándose manipular por los demás? Por lo visto, Marcos ya estaba jugando esa carta con ella, y las cosas parecían estar saliéndole tal y como quería.

Esa noche había terminado durmiendo con él, no podía decir que la pasaba mal, pero al final siempre terminaba sintiendo un gran vacío, se sentía sola aun teniéndolo al lado, y es que con él todo era sexo y nada más. No tenían temas de conversación en común, opinaban muy diferente acerca de la vida y de las demás personas, esos y otros detalles se los hacía ver Monserrat cada vez que le reprochaba el seguir relacionándose con quien sabía no le convenía.

- ¿Vas a seguir molesta conmigo? – le preguntó Monse al verla llegar por la mañana – A veces tienes actitudes muy inmaduras, ¿lo sabías?

- Piensa lo que quieras... - respondió molesta – Monse, no estoy de humor, así que mejor no me digas nada.

- ¿Tan mal te fue anoche? Según yo te la pasabas muy bien con Marcos, ¿o acaso sí estás molesta por lo de la fiesta y porque no lo invitamos a él?

- ¡Jodeer, Monserrat! ¿Es en serio? Te voy a decir algo... Tanto tú como Santi pueden invitar a quien quieran, así sea a la tal Juliana. Ustedes critican que yo me relacione con alguien como Marcos, pues deberían de tener cuidado también de la clase de personas a las que pretenden meter en su casa.

- ¿Lo dices por Juliana? Valentina, ni siquiera te das la oportunidad de conocerla y ya la calificas como la peor persona, de verdad que no te entiendo. Tú nunca has sido de juzgar a nadie, pero a ella es como si ya la hubieras enjuiciado y condenado sin derecho a defenderse y lo peor es que recién se conocen, ¿o ya la conocías y no me has dicho la verdad?

- ¿Conocerla desde antes? – se puso a reír – ¡Dios me libre! Pero ya que ustedes andan muy entusiasmados con ella, deberían de conocer como es realmente

- ¿Qué sabes tú? Juliana es buena persona, siempre fue buena amiga, eso dice Santi y yo le creo.

- Santi y ella ni siquiera son amigos... - alzó la voz - Son simples conocidos y ya, ¿por qué nunca te habló de ella? ¿Por qué en todo este tiempo no mantuvieron comunicación? Tú y yo sí somos amigas, pero tal parece que estás en mi contra.

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