42. Que cada segundo valga la pena.

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POV JULIANA.

Tenía algo planeado para Val, ya que quería que estuviéramos solas, que nos olvidáramos por un momento de todo lo que había sucedido en las últimas semanas, que dejáramos de lado las pérdidas, los miedos y la distancia que de cierta manera se había vuelto protagonista en nuestra relación.

Alquilé una avioneta privada que nos llevaría un poco lejos de casa; se trataba de un lugar que hace poco habían inaugurado y del que supe gracias a Adriana. Justo hace tres días hablaba con mi amiga acerca de lo mucho que lamentaba el no poder darle a Val la atención que ella merecía, y no es que se tratara de falta de voluntad de mi parte, sino de todos los factores externos que influían y que complicaban las cosas.

- Escucha, July! – me dijo Adri – Entiendo bien que tengas miles de cosas en la cabeza, que tu prioridad es el niño y el evitar a toda costa que el imbécil de Carlos se salga con la suya, pero también debes de pensar en ti, en Valentina y en el hecho de que luego tendrán que volver a separarse. Deja de lado eso de que Aurora recién falleció y que deben de guardarle luto y todas esas cosas, bien dicen que el muerto al pozo y el vivo al gozo.

- Tú y tus dichos... - le contesté- Adri, no se trata de cualquier persona, se trata de Aurora.

- Sí, pero la vida sigue, amiga! La misma Aurora te pidió que fueras feliz y que hicieras feliz a Max, que la vida de ambos debía de continuar, que debían de aprovechar cada segundo.

- Vale! Tienes razón, pero dime, ¿qué puedo hacer? Si por mí fuera me llevaría a Val ya mismo a una isla paradisiaca en donde solo estemos ella y yo, pero no puedo olvidarme de Max. Todo es tan complicado.

- July, sé que Max te necesita, pero Valentina también y tú la necesitas a ella. Escucha, me enteré de un lugar que acaban de inaugurar y se ve muy guay, no es precisamente la isla paradisiaca a la que te gustaría llevar a tu princesa, pero para un fin de semana está excelente, van a flipar. Se trata de un hotel con chalets frente al mar, el detalle es que está en Ibiza.

- ¿En Ibiza? Ah, super cerca – dije con sarcasmo.

- Ya sé! No está cerca, pero volando se llega rápido, ¿acaso no puedes pagar un vuelo privado para ello? Si el problema es el dinero, no te preocupes, yo te lo presto, amiga. – dijo burlándose.

- Que amable, pero no te preocupes, aun no estoy en banca rota – me reí – La verdad es que Ibiza siempre es una buena opción, pásame la información que tienes para verificar disponibilidad y coordinar todo. Hablaré con mis padrinos para que me ayuden a cuidar a Max, sé que no tendrán problema alguno con eso, al contrario, estarán encantados. También eso sirve para que el niño pase tiempo con otras personas y no solo con Val y conmigo.

- ¡Excelente! Esa es la respuesta que quería escuchar... Ya mismo te paso la información, estoy segura de que te va a gustar, a ambas en realidad.

- No le diré nada a Val, quiero que sea una sorpresa.

- Ya me imagino la cara de felicidad que va a poner, no solo por el viaje, sino porque por fin van a poder follar como Dios manda.

- Adrianaaaaa – le grité.

- ¿Quéééé? Ay creo que alguien me necesita, así que ya tengo que cortar esta llamada... ¡Bye, amiga! Feliz follada... Ay no, era ¡Feliz fin de semana!

Cuando recibí la información de la que Adriana me había hablado, no lo pensé mucho para decidirme y coordinar todo tanto allá como acá. En cuanto hablé con mi madrina, aceptó de inmediato cuidar a Max, además de que aprovechó para hablar conmigo y hacerme ver muchas cosas, como el que debía de considerar y tener en cuenta todo lo que habíamos estado atravesando últimamente y que por ello era importante aprovechar cada segundo.

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