22. Mi Cura...

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Lo que menos imaginó Juliana es que al llegar a casa se encontraría con una gran sorpresa, se podía decir que por un lado se sentía feliz, pero por otro lado también sentía molestia. Definitivamente este no estaba siendo su día, al menos eso pensaba por todos los acontecimientos de las últimas horas.

- Ho... Hola! ¿Qué estás haciendo aquí? - le preguntó Juliana.

- ¿Qué diablos te pasó, Juliana?

- ¿Cómo es que...? - frunció el ceño - Te dije que no tenías que venir, que no necesitaba la ayuda de nadie... ¿Cómo es que lograste entrar?

- Hola, amiga! Estoy bien, gracias por preguntar... - dijo la otra con sarcasmo - Vine porque creí que era lo correcto, porque necesitaba asegurarme de que estuvieras bien, y por lo visto no es así. Respondiendo a tu pregunta, entré gracias a que la puerta estaba sin seguro, ¿tan mal te tiene el abandono de tu novia? Mira que salir y no asegurarte de cerrar bien... ¡Muy mal, Julianita! Escucha, quise sorprenderte con mi llegada, pero la sorprendida fui yo al llegar y ver que no estabas, luego algo dentro de mí me dijo que intentara abrir la puerta y ¡Bingo! Ahora respóndeme tú, ¿qué diablos te pasó?

- ¡Nada! Esto no es nada... - respondió Juls - ¡Discúlpame, Adri! La verdad no debí de recibirte así, es solo que no esperaba verte, mucho menos cuando te dije que no era necesario que vinieras.

- No sé porqué te sorprendes! Juliana, sé que no estás bien y lo noté en tu cara el día que hablamos, toda esta situación con Valentina te preocupa a pesar de que aun siguen siendo novias, en el fondo no sabes que vaya a pasar. Te tiene mal no solo el no tenerla cerca, sino el no saber si ella va a perdonarte lo que pasó. Pero bueno, sea como sea aquí estoy, así que dime que fue lo que te pasó.

- Me pasó que quise distraerme un poco, así que decidí ir a explorar, pero tu amiga la exploradora tomó un camino equivocado y se perdió, para colmo de males empezó a llover, y como si eso no fuese suficiente, se cayó por un barranco y este fue el resultado. Y esta criatura, - dijo refiriéndose a Lanna - no fue de mucha ayuda, ya sabes que le teme a las tormentas... Ah pero luego le gusta andar jugando en el lodo.

- ¿Qué? - preguntó preocupada - ¿Cómo que te caíste en un barranco? July estás toda sucia, mojada y hasta tienes sangre en la ropa... Hay que llevarte a un médico.

- ¡No exageres! No necesito a ningún médico, estoy bien, esto son solo unos golpecitos... Lo único que quiero es darme un baño y descansar.

- ¿Segura? Si necesitas que te ayude con algo, sabes que me lo puedes decir... Pienso que deberías de decirle a Valentina.

- ¿Para que quieres que la llame? - preguntó molesta - Ella está bien donde está, además, ya te dije que no me pasó nada, que estoy bien.

- Ella debe de saber que tuviste un accidente... La verdad es que yo no te veo muy bien, no solo lo digo por tus golpes, sino porque andas de un humor pesadito y eso solo te lo puede quitar ella. Estoy segura de que si se entera de lo que pasó, regresa inmediatamente.

- Escúchame bien, Adriana... Ni tú, ni yo, ni nadie le va a llamar a Valentina y mucho menos le va a decir nada de lo que esté pasando. No quiero que regrese por puro compromiso, quiero que lo haga cuando decida que ya se le pasó su rabieta. Se lo dije a Monse y te lo digo a ti; el rumbo que tome mi relación con Valentina va a depender de ella y no de mí.

- No me parece que sea lo correcto. Entiendo que tienen un asunto que resolver, pero lo justo es que ella sepa que no estás bien, ¿no crees que se llegue a molestar más al ver que no le dijiste nada?

- Lo justo es que respetes mi decisión, Adriana... Escucha, no quiero seguir hablando de esto, te lo digo por las buenas. Si quieres estar aquí, pues bien... ¡Quedas en tu casa!

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