10. NO TE VOY A SOLTAR...

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  Aquella noche durmieron los 3 en la misma tienda de campaña, por más que a las chicas les hubiese gustado hacerlo abrazadas, terminaron por descartarlo. Cada una se colocó a un lado de Max, era como si estuvieran tratando de evitar que pasara algo que tarde o temprano sucedería.

Al día siguiente la primera en despertar fue Valentina, se levantó con cuidado para luego asearse lo más que pudo mientras que los otros despertaban. No pasó mucho tiempo para que eso sucediera.

- ¡Buenos días, Valen! ¿Cómo amaneciste? – preguntó Max.

- ¡Buenos días, bebé! – respondió ella – Dormí bien, aunque no te voy a negar que prefiero mil veces dormir en una cama.

- Pero en la cama no es divertido! Creo que no dormiste muy bien debido a que July ronca mucho...

- ¿Quééé'? Pero si yo ronco... - se defendió Juliana - ¡Buenos días, Val!

- ¡Buenos días, Juls! Viéndolo bien, Max tiene razón, lo que no dejó que durmiera plácidamente fueron tus ronquidos. – soltó una carcajada ante el ceño fruncido que mostró Juliana.

- ¡Patrañas! Estoy segura de que yo no ronco... - se cruzó de brazos – Tú, - señaló a Max- en más de una ocasión has dormido conmigo y nunca habías dicho nada acerca de que yo ronco.

- Pero esta vez sí que lo hiciste... - dijo él – Seguro hasta los animales del bosque se asustaron y por eso no han querido venir a conocernos.

- ¿Saben qué? Sois un par de mentirosos... - estaba indignada – Prepararé unos emparedados para desayunar, pero solo para mí. - Obviamente Juliana compartió el desayuno con Max y con Valentina.

El plan para ese día era disfrutar del lago una vez más luego de desayunar y esperar el tiempo prudente para poder meterse al agua. Para cuando lo hicieron, Max estaba aun más emocionado debido a que Juliana le estaba enseñando a nadar mejor, mientras que Valentina los observaba desde la orilla.

- ¿De verdad te vas a quedar ahí sentada? – preguntó Juliana – Eso no tiene nada de divertido.

- ¡Aquí estoy bien! – respondió Val – Lo menos que quiero es que luego me salgas con una de tus bromitas.

- ¡Que aburrida! No va a pasar nada, ¿acaso no confías en mí?

- ¡No, no confío en ti! – ante esto Juliana le mostró un puchero.

Juls no le insistió más, por lo que siguió jugando con el niño hasta que este le dijo que ya estaba cansado y necesitaba descansar un poco. En cuanto Max salió del lago, se acercó a Val y le dijo algo en voz baja, segundos después la castaña se puso de pie, se metió al agua y nadó hasta donde estaba Juliana.

- ¡Hola, cariño! – le dijo Val – ¿Me vas a decir cuál es la sorpresa que me tienes?

- ¡Hola! No sé a que sorpresa te refieres... - no pudo evitar sonreír.

- ¿Cómo que no? Max me dijo que tú me tenías una sorpresa, pero que no me la darías porque no quería meterme al agua.

- ¡Jajaja! Que fácil te dejas engañar, bonita... Yo no he dicho eso, así que no existe tal sorpresa. Si quieres puedes salirte, no vaya a ser que te pase algo.

- ¿Y si me quiero quedar aquí? – levantó una ceja.

- Puedes hacerlo! El lago es muy grande, solo que sí te recomiendo que te mantengas lejos ya que no confías en mí.

- Julianaaa, eres una resentida... - le agarró ambas mejillas – A ver, vuelve a hacer la carita que hiciste ahora.

- ¡No! Tú lo que quieres es burlarte de mí... - volvió a hacer un puchero – Hoy he tenido que aguantar que estén diciendo que yo ronco, que hago malas bromas y que no confías en mí, ¿algo más que tengas que decir?

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