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Narra Jungkook

Ha pasado tres meses desde que estamos de luna de miel, en mi experiencia cada día es mejor. Claramente debemos salir escoltados hacia cada lugar que estamos, pero eso no nos impide disfrutar.

Hemos logrado ir a distintos lugares, sé que Nahee no había tenido la posibilidad de salir del país, por lo que quise mostrarle lugares lindos y especiales. Aunque lo especial es despertar al lado de ella, verla a mi lado cada mañana es algo único, algo que quiero ver por mucho tiempo.

Pero como todo, nuestra luna de miel tiene que terminar, debemos volver a Seúl, le había prometido a mi padre que después de que me casara tomaría mi puesto como Rey. Aún no me siento listo para ello, pero él dijo que esa fecha no se puede cambiar, así que al llegar debemos comenzar con los preparativos.

He salido a mirar el cielo algo nublado de Londres, estás últimas semanas había estado lloviendo mucho, lo que más salidas se han hecho escasas. Quise que esta fuese la última parada, porque quería mostrarle a Nahee en donde estuve gran parte de mi vida.

Me doy la vuelta y camino hacia la puerta recostándome en el marco. Veo a Nahee a dormir pacíficamente, su cabello ahora negro está extendido por toda la almohada blanca, su cuerpo está cubierto por unas sábanas del mismo color tapando su desnudes.

Debo aceptar que no me sacio de ella, es algo increíble cuando estamos juntos, como nos podemos entregar cada noche y cada una es diferente y placentera. Muerdo mi labio al ver tan hermosa imagen. Cierro el balcón e ingreso al cuarto para después acostarme de nuevo, acomodo las sábanas en el cuerpo de Hee y la apego más a mi.

—¿No puedes dormir?

Acaricio su cabello y dejo un beso en este —pensé que estabas dormida.

—Pensaste mal— aleja su rostro de mi pecho y acaricia mi mejilla. —¿Hay algo te preocupa?

—No, nada.

—Amor, dime—besa mi pecho haciendo sentir escalofríos.

—Siento que lo que viene ahora será algo fuerte y no creo que pueda hacer las cosas bien. ¿Qué si soy mal Rey y si no te puedo ver casi?

—Lo vas a hacer muy bien, serás un gran Rey, ayudarás a muchas personas y tendrás tiempo, ambos tendremos tiempo para vernos y disfrutar cada segundo de nuestro matrimonio.

—¿Tendremos toda la vida?

—La tendremos.

Sonrió para así acariciar su mejilla —Te amo princesa— me acerco a sus labios para darle un beso, uno que se vuelve tan apasionado que hace que nos convirtamos en uno.

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Después de horas de viaje hemos llegado a Seúl. A diferencia del viaje s nuestra llegada hay más guardias, entramos a la camioneta y así iniciar el camino rumbo al palacio.

En el camino Nahee duerme, la recuesto en mi hombro para que así su cabeza no pegue contra la ventana. Anoche no dormimos y desde muy temprano hemos estado viajando. Cuando estamos por llegar me encargo de despertar a mi esposa.

—Linda ya llegamos.

Ella se levanta y mira el lugar un poco desorientada, sonrió y acomodo su cabello para después salir de la camioneta.

Los empleados nos saludan todos en una fila haciendo una reverencia, ingresamos al palacio encontrándonos a mis padres.

—¡Jungkookie!

—Omma— la abrazo cuando llega a mí.

—Te extrañé mucho.

—Yo también.

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