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Nara Jungkook

Despierto al escuchar mi teléfono sonar, lo tomo y aún con los ojos cerrados contesto.

—¿Bueno?

—Majestad... perdón por llamarte a esta hora.

Miro la hora en mi teléfono y veo que marcan las dos y media de la mañana.

¿Qué sucede Yuna?

Sé que la que se encarga de esto es la Reina... pero este último año ella ha estado alejada con los temas relacionados con el orfanato y...

—Ve al grano.

Ella comienza a explicar lo que sucede y me siento en la cama. Prendo la luz dándome cuenta de que Hee no está.

Mañana voy para allá— cuelgo la llamada para así ir en búsqueda de Nahee.

Voy al baño a ver si la encuentro ahí. A veces se encierra en este y llora hasta quedarse dormida, la primera vez que la vi así se me partió el corazón, me dolía verla así de vulnerable.

Flashback

Estire mi brazo para abrazar un cuerpo pero mi brazo cayó despertándome. Abro mis ojos viendo el espacio vacío a mi lado.

—Nahee...

Me siento en la cama y tomo mi teléfono, son las tres y media, lo dejo a un lado y prendo la lámpara.

—Nahee

La llamo nuevamente pero no tengo respuesta, me levanto y salgo del cuarto pensando que debe estar en aquella habitación. Pero al entrar me doy cuenta que no está.

Vuelvo a la habitación para ir al baño y así después buscarla por el palacio, pero me altero al ver aquel cuerpo en el suelo.

—Mierda, Nahee

Me agacho y tomo su cabeza, veo su rostro esta rojo y sus pestañas mojadas. Su cuerpo está frío.

—Hee, amor despierta.

Abre sus ojos y comienza a llorar. La cargo y la llevo a la cama escuchando su llanto.

—Todo está bien amo, no estás sola Hee.

Dejo unos cuantos besos en su frente para tranquilizarla, siento como si respiración está tranquila.

La alejo viendo sus ojos abiertos, retiro unas lagrimas con cuidado.

—¿Qué hacías ahí?

Guarda silencie y se refugia en mi pecho, acaricio su espalda con mucho cuidado.

—Nahee...

Siento como respira profundo acomodando más en la misma posición.

Fin flashback

Recuerdo que me tocaba dejar el teléfono a un lado y grabar para descubrir que está lo que hacía ahí.

Al no verla voy al cuarto que sería de nuestro hijo, no somos capaz de quitar esta habitación, este también es mi refugio cuando tengo mucha presión.

Al tampoco verla acá decido ir a las últimas dos opciones que me quedan.

La veo sentada frente al lago, con cuidado me acerco a ella y la cubro con la cobija que tengo en mis manos. Me siento a su lado sin decir una sola palabra, prefiero esperar a que ella diga algo.

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