La habitación estaba invadida de un suave olor a lavanda. Las sábanas blancas resaltaban en aquella habitación que era un campo minado con ropa regada por doquier. Una camisa por aquí, una falda por acá, las ropas interiores en algún lugar que no lograban ubicar y la ropa de la cama enredada en unas piernas blancas y largas que comenzaron a moverse perezosamente al escuchar ruidos y gritos de niños jugueteando en el campo.
La mujer de largos cabellos castaños abrió sus ojos sonriente y luego de desperezarse un poco se enredó en las sábanas para ponerse encima su bata color vino y caminar descalza hacia la enorme ventana de la habitación desde la que pudo ver a un par de pequeños niños corriendo y jugando con una cometa con forma de ave, a la sombra de un árbol podía observar a la mujer que cuidaba de ellos que la saludó al verla asomarse desde la ventana, ella respondió el saludo y luego sintió unas manos aprisionar su cintura atrayéndola suavemente a recargarse en algo que ella reconoce de inmediato, unas palabras en su oído la hacen confirmar sus pensamientos.
—Te has despertado temprano...
—No he sido la única -responde la chica sin despegar la vista del cesped, en él, un chico juega con un caballo de madera mientras una pequeña corretea intentando cazar a una mariposa negra con alas rojas que vuela con velocidad.
—Tienen tu energía, cariño -susurra a su oído para luego dar un suave beso sobre su cabellera- están despiertos desde que amaneció y han corrido por horas, eso definitivamente es tuyo. Ustedes son mi mundo, jamás me preocuparé lo suficiente.
La joven castaña se conmueve por esas palabras y empuja a Lisa al interior de la habitación tirándola sobre la cama y sentándose sobre ella a horcajadas.
—Lo sé... y por eso te amo tanto -confiesa ella inclinándose y acercando sus labios a los de ella pero sin besarlos —. Pero no somos de cristal, cariño... no necesitas protegernos de todo.
—Si pudiera los pondría en una caja de cristal... a ti sobre todo, sueles hacer cosas que.... me aterran
—¿A ti te aterra algo? -se interesa Bridget descubriendo el pecho de su pareja y rozando con la yema de sus dedos esa piel que se eriza al pasar.
Lalisa asiente pero luce seria, preocupada, eso se gana el interés de Bridget.
—¿Me contarás?
—¿No lo adivinas?
Ella frunce el ceño y mira amenazante a la mujer bajo su cuerpo.
—Lalisa Manoban ¿otra vez con eso? ¿de verdad tanto dudas de mi? ¿crees que te engañaría? -se indigna ella, pero Lisa le regala una sonrisa tímida y niega con la cabeza.
—No, Bridget... ése no es mi mayor miedo, ya no lo es- explica ganándose la curiosidad de la chica que no comprende del todo a que se refiere- mi mayor miedo... lo que jamás podría soportar sería perderlos a ustedes...que algún día me abandonaran...
—Nunca lo haremos, cariño -tranquiliza la mujer de Elgin besando los labios de Lisa finalmente y abrazándose a ése cuerpo que aparentaba ser tan fuerte, ahora, mirando en el interior de aquellas pupilas pudo ver reflejado aquel miedo. — Todo estará bien
—Si algo les pasara a cualquier de ustedes... yo me moriría, Bridget...
—Nada nos pasará, tranquila. Estamos juntas...
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El Canto Del Fénix (Jenlisa) || COMPLETO
أدب الهواةEn el siglo 19, la Casa Manoban de Escocia era una importante familia aristócrata, quienes eran lo mas ricos de la región con la producción de sus tierras, sobre todo la cebada para el Whisky para la Corona. Y si alguien pudo romper las reglas en la...