CHIVO EXPIATORIO

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Se separo de él sonriendo brillantemente; Sin quitarle los ojos de encima, acarició su mejilla y posó sus labios sobre los del rubio.

Las manos de Draco se crisparon en su espalda ante el roce, pero mandando todo al demonio la atrajo hacia él respondiendo el beso con más fiereza de lo que pretendía.

La gente exclamaba o murmuraba, pero ninguno de los dos era consciente de aquello.

-Estás completamente demente Hermione Granger – jadeó Draco juntando sus frentes tratando de tener algo de privacidad – te dije que no haríamos esto

-Pero me amas – le sonrió sintiendo el palpitar de su corazón zumbando en sus oídos – y yo a ti – niega – me vale un soberano pepino todo lo demás

-Ustedes dos – Harry separó a la castaña de un tirón ganándose un empujón por parte de Draco inmediatamente –

-Ten mucho cuidado en como tratas a mi novia Potter – la colocó tras su espalda –

-Tú... tú – el pelirrojo los señaló, pero tras ganarse la mirada de odio de ambos, optó por hablar de manera general – es mejor que hablemos en privado – les extendió el brazo para que pasaran frente a ellos – por favor Malfoy

Respirando profundamente tomo a Hermione del brazo y comenzó a andar con ella por donde la mano del pelirrojo se extendía mientras la gente se hacía a un lado dejándoles pasar.

La pose altanera de el rubio mantenía los cuchicheos al mínimo, pero las pequeñas sonrisitas satisfactorias, de burla y asombro, se quedaban grabadas en su mente.

- ¡Hey! – la castaña atrajo su atención acariciando su brazo – no prestes atención

-Trato de no hacerlo – apretó la mandíbula meditando un poco sus palabras – pero es que no puedo...

-Lo único que importa aquí somos tú y yo – lo abrazó una vez que entraron en el elevador, escoltados por sus amigos –

-No tenías que hacer eso – musitó Harry sin voltearse –

-Lo sé – respondió Hermione – pero fue cierto lo que te dije...

-Daría mi vida por ti Herms – le miró de soslayo – sabes que lo haría

-Al igual que Draco – susurró justo antes de que se abrieran las puertas del elevador, pegó un brinco despegándose de él a una distancia prudente, pero este atrapó su mano antes de que se alejara del todo –

-Creo que ya no es necesario que mantengas tu distancia – entrelazó sus dedos jalándola fuera del elevador siguiendo los pasos de Potter –

Ronald casi suelta una carcajada al ver la cara de estupefacción de la secretaria de Harry, cuando vio a Draco y su amiga tomados de la mano, aclarándose la garganta les dio la bienvenida y disimuladamente escondió la edición con la nota que Rita había sacado.

- ¡¿QUIERES DECIRME EN QUÉ DEMONIOS ESTABAS PENSANDO?! – reclamó el morocho muy alterado –

-Fíjate en el tono en el que le estás hablando – apuntó Draco – créeme que no me importaría acomodarte las ideas de un buen puñetazo – entrecerró los ojos –

- ¡Es que no sabe en qué peligro se está poniendo!

-Creo que es bastante consciente de ello Potter, gracias por tú observación – colocó las manos sobre los hombros de Hermione –

- ¿Y lo dices así de tranquilo? – soltó un grito desesperado tirando de su cabello –

- ¿DE VERDAD CREES QUE QUERÍA PINTAR UNA PUTA DIANA EN SU ESPALDA PARA VER A QUIÉN LE DUELE MÁS SU PÉRDIDA? – respondió Draco dejando mudos a todos –

-Creo que tenemos que calmarnos – suspiró pesadamente el pelirrojo recargado en la puerta – esto puede tenernos en ventaja... un poco, y sin que te ofendas Herm

- ¿De qué demonios hablas? – espetó Draco –

-Creo que la podríamos ocupar para tratar de atrapar a tus tíos – se explicó sencillamente levantando los hombros –

- ¿Estás demente? – niega el rubio – matarán a medio ministerio antes de que les puedas tender una trampa efectiva... contando con que atrapes a alguno

-Creo que tenemos que pensar en esta posibilidad – intervino Hermione por primera vez – no tendremos otra oportunidad como ésta 

Serendipia (Saga Sempiterno, Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora