Serendipia (Saga Sempiterno, Libro 2)

ATRAPADOS (Parte 3)

-Sí, sí – dice la aludida – soy de lo peor, Ronald – le mira entrecerrando los ojos – confiesa tus pecados – ladea la cabeza – y no empieces con que no tienes porque la mayoría de ellos te encargaste de hacerlos públicos – toma un sorbo de su bebida –

-No planeaba hacerlo – suspira – frente a todos creo que le debo una disculpa a Hermione – le mira – fui un completo idiota al tratarte como lo hice... simplemente creo que tener toda la atención sobre mí hizo algo, que en realidad no supe cómo manejar – agacha la cabeza – sé que se ha fracturado algo dentro de nosotros tres...

-Ron – niega Harry –

-Lo hizo Harry – sonríe de manera triste – sé que mucha culpa fue mía, pero agradezco que me hayan perdonado y que traten de hacer las cosas como antes, que me den ese voto de confianza, nuevamente

-No somos perfectos – niega Hermione entre los brazos de Draco – lo que hemos pasado no va a ser en vano Ron... siempre estaremos aquí para ti, al igual que toda tú familia

Con asentimiento agradeció las palabras de sus amigos.

-Esto se pondrá intenso – susurró la rubia poniéndose de pie y trayendo dos botellas más al centro – creo que nos vendría bien un trago a todos antes de que esto comience

-Puedo comenzar yo – sonrió Hermione apenada –

-Cariño, si no es para contarnos que estás embarazada – le miró Pansy acercándole una botella a Draco para que comenzara a servir – creo que tus noticias son irrelevantes

-Bueno no hablamos exactamente de un bebé – se ríe un poco nerviosa – pero ya estamos viviendo juntos – susurra como si confesara un pecado –

-¡Wow! – reaccionó Daphne casi escupiendo su bebida – ¿Así de rápido? – el rubio asintió – ¿Y Cissy?

-Mi madre me corrió de la casa – respondió –

-¡¿QUÉ?! – Pansy, Blaise y Daphne reaccionaron de la misma manera –

-Respiren – les pidió Draco – nos descubrió en los primeros días de las investigaciones, no pudimos salir de su intenso interrogatorio

-Me sorprende que hayan salido vivos después de semejante bomba – susurró Daphne –

-Casi no la contamos – responde Hermione un poco incómoda –

-¿Por qué no nos habías contado Dragón? – reclamo Pansy –

-Todos teníamos trabajo que hacer – levantó los hombros –

-Sabes que te pudiste haber instalado en una de nuestras mansiones – susurró Blaise tratando de no sonar intrusivo – nadie te habría negado el acceso

-Bueno – sonríe Theo de medio lado – en realidad lo hizo, invadió mi mansión con todas sus cosas – alzó una ceja –

-No entiendo que tengas que vivir con Hermione entonces – inquirió Daphne –

-Mi cama en realidad no le atrae – se burló Theo ganándose una mirada fulminante por parte del rubio – no me veas así dragón... sabemos que es verdad – oculta la sonrisa tras su bebida –

-Lo hice así porque mi madre comenzó a insinuar que si no era Astoria – miró a Pansy con una ceja levantada – no iba a dejar que nos faltara el respeto, a ninguno de los tres

-No se lo debes tomar a mal Draco – musitó Pansy – ella lo hace por las creencias con las que crecimos, trata de protegerte

-Pansy, somos adultos maldita sea – niega dejando su copa sobre la mesa – deberían darnos al menos la oportunidad de decirles lo que pensamos sobre esas arcaicas ideas – niega – ¿Crees siquiera que le importó lo que le dije acerca de cómo me hacía sentir mi mujer? – niega – le importaba como nos vería la sociedad

-Draco tranquilo – susurró Hermione – eso ya pasó, sé que podrán volver a hablar y aclarar muchas cosas

-Aunque dudo que eso suceda, aquí hay algo que ya se tiene que arreglar de una vez por todas – cortó Pansy el rumbo que estaba tomando la conversación –

-De acuerdo – suspira Draco – lo diré de una maldita vez para que terminemos con esto, no me interesa que te hayas... acostado – le sonrió a Daphne que se había puesto muy atenta a sus palabras – con Astoria, aunque eso ya deberías saberlo Blaise

-No entiendo la reacción que tuviste en esa estúpida conferencia entonces – levantó la vista el aludido – sabes que a veces esas aventuras nos pasaban

-No con la prometida de mi mejor amigo

-Te recuerdo que Pansy y tú se acostaban cada tanto cuando ella y yo salíamos – levanta la ceja –