EXPUESTA

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Las miradas la ponían sumamente incómoda, y podía sentir la tensión de Draco a su lado.

- ¿Te das cuenta a lo que me refería? – gruñó cuando un tipo chocó con el "accidentalmente" –

-No prestes atención – niega – Que pasa... ¿Que colegas de trabajo no se pueden acompañar a sus respectivas oficinas?

-Sabes que no me refiero a eso – le mira de soslayo –

-Nos vieron cuando te acompañé a tu juicio – se detuvo en la entrada del ministerio atrayendo algunas miradas – Me cuidaste cuando pasó lo del ataque – levanta los brazos – ¿Qué miran? – le gritó a unos magos y brujas que se habían detenido a escucharlos –

-Tranquila – musitó Draco observando un poco divertido como éstos caminaban deprisa dentro del edificio – que cualquiera diría que eres una Slytherin

-Salgo con uno – levantó una ceja divertida –

- ¿Te he enseñado malos modales Granger?

-Eres una pésima influencia – sonríe de medio lado mordiendo su uña –

-Deja de sonreír de ese modo – acarició su cuello por la parte de atrás tratando de ocultar la sonrisa que quería escapar de sus labios –

- ¿Por qué? – levantó la ceja con una sonrisa divertida olvidándose de que estaba fuera del ministerio... y de que la gente se detenía a verlos cada tanto –

-Granger...

- ¡Tenemos que hablar! – Harry la jaló del brazo ante la atenta mirada de la gente – deja de coquetear con él – susurró apretando los dientes –

-No tenemos nada de qué hablar – asintió la castaña alejándose de él – las cosas quedaron perfectamente claras hace unos días

-Mira...

-Potter – intervino Draco – no hagan espectáculos frente a le gente – señaló alrededor – lo que menos necesitan justo ahora es un pequeño espectáculo

- ¿Te interesa a ti precisamente? – bufó –

-No me pongas en medio de problemas en los que tú sólo te metiste – sonrió de medio lado acomodando su saco –

- ¡Con tú ayuda Malfoy!

- ¡¿Ah regresamos a los apellidos Potter?! – alzó una ceja – sabes que yo no tengo ningún problema

-Paren esto... los dos – tomó a Draco alejándolo un poco del morocho – hay que dejar esto en paz, y tú tienes que llegar a San Mungo

-Es tú amigo el que empezó – suspiró retrocediendo un poco – y puede que no quiera problemas con él, pero tampoco voy a dejar que se meta conmigo

- ¡Ay por favor Malfoy!

- ¡Dije que ya basta! – puso la mano frente a Harry quien se acercaba de nuevo – tú tienes trabajo que hacer en la oficina de Aurores y tú señor – voltea a ver al rubio – tienes que llegar a San Mungo

-De acuerdo – suspira el rubio con una mueca – lo que me pida señorita – hace una ligera reverencia con la cabeza antes de comenzar a caminar lejos del ministerio –

-No podemos seguir con esto Hermione... – susurró a su lado –

-Tienes razón – volvió la mirada – lo siento Harry, pero confío en que me vas a proteger tanto como él – le tendió la mano y dándole un apretón en la mano echó a correr tras el rubio –

Las personas no alcanzaban a quitarse de su camino por completo así que los hacía a un lado entre empujones y jalones hasta que vio la cabellera platinada.

Se detuvo un momento sonriendo abiertamente mientras comenzaba a gritar su nombre tratando de hacerse oír por encima del ruido de la gente.

Sus gritos comenzaron a lograr que la gente se detuviera y comenzara a abrirle paso para llegar más rápido hasta él. El rubio detuvo sus pasos y entonces las miradas de la gente tenían razón de ser.

La castaña caminaba a paso acelerado hacia él con una enorme sonrisa adornando su rostro.

- ¿Granger? – levantó la ceja extrañado deteniéndola por los hombros – tranquila respira... ¿Qué te pasó? ¿Está todo bien?

-Dime mi nombre – pidió –

- ¿Qué? – le miró extrañado –

-Dime.mi.nombre – recalcó las palabras una por una –

-Este... – volteó a ver a la gente que disimuladamente los miraba... y a los que no tan disimuladamente ya se habían quedado parados para observarlos – ehhh si por supuesto... Hermione

-Gracias – musitó antes de lanzarse a sus brazos –

Serendipia (Saga Sempiterno, Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora