DESTROZADA

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La imagen era cómica para cualquier persona que pasaba junto a ellos, ya que Pansy, Blaise, Luna y Theodore se encontraban afuera de la oficina del jefe de aurores.

En pijama.

-¡De acuerdo eso es todo! – gruñó Blaise separándose de la pared en la que se encontraba recargado –

A Luna la mantenían al margen ya que su pijama consistía en un pantalón y una camisa que el asumía era de Theodore, pero Pansy amaba destacar en la intimidad y fuera de ella.

Ella llevaba un short y una blusa de tirantes cortos de color verde esmeralda con un delicado encaje plata ciñéndose a sus piernas y abdomen.

Con gran facilidad el moreno había tomado a Pansy por la cintura, dado media vuelta y estrujándola contra su cuerpo le plantó un beso de lo menos delicado sosteniéndola de su trasero completamente pegada a él.

–Me jode que te vean con esos ojos de lujuria – bufó jalándola cerca de sus otros amigos –

-¿No te mordiste la lengua? – rió por lo bajo Teo quien mantenía entre sus brazos a Luna –

-Soy el único hombre de confianza que tiene derecho de ver a Pansy de esa manera – bufó – al menos que ella permita otra cosa

La pelinegra alzó los hombros de manera desinteresada, pero encantada de seguir el juego de Zabini se recargó contra él restregando su trasero sobre su pelvis.

-Por ahora no tengo ganas de lidiar con ningún otro idiota – se recargó en su pecho masajeando las sienes – ¿Nos dejarán pasar?

-Lo mejor será que Draco de un primer vistazo de este desastre – Blaise se recargó en el hombro de la chica volviendo a tomar ese aire despreocupado –

-¿Entonces para qué carajo nos hizo venir Potter a nosotros también? – susurró un poco molesta Pansy –

-El tema es delicado – susurró Ginny un poco pálida al cerrar la puerta con delicadeza – todo se está manejando con la mayor seguridad posible

-¿De qué diantres hablas? – inquirió Pansy con los brazos cruzados sobre su pecho –

-¡¿Dónde está mi hermana?! – jadeó Daphne frenando de golpe frente a los chicos –

Oficina del jefe de Aurores

Los nudillos apretados demostraban lo enojado que se encontraba, pero aquellos ojos hundidos en un pozo negro como si se encontrara a kilómetros de ahí es lo que tanto asustaba a Hermione.

-Draco...

-No Hermione – le frotó los brazos atrayéndola contra sí en un temeroso abrazo – algo no está bien aquí

-¿Cómo va a estar bien? – susurraba la castaña apretando la camisa en un puño – sólo mírala.

Y sólo porque ella se lo pidió, levantó la vista una vez más.

La rubia ahora se encontraba envuelta en una manta.

El cabello estaba hecho un desastre, era una maraña revuelta en sudor y sangre. Su fino y delicado rostro, como el de su hermana, se encontraba irreconocible, tenía un ojo prácticamente cerrado mientras en el otro tenía un gran derrame así como el pómulo con sangre seca sobre él.

Las marcas en el cuello eran inconfundibles y estaban bastante moradas, los rasguños eran el aspecto menos importante de toda la agresión que se notaba.

-¿Me vas a ver por toda la eternidad? – jadeó de esfuerzo la rubia con la garganta muy ronca –

-No por toda la eternidad Astoria – Draco parpadeó un par de veces apretando con fuerza a la castaña contra su cuerpo – se me hace increíble...

-Lo sé – asintió –

-Debemos llevarla al hospital – habló Harry aún recargado sobre la pared – tienen que curarte y después seguiremos con el interrogatorio

-No puedo salir de aquí – susurró – que Draco me cure

El cuerpo del rubio se tensó, cosa que no pasó inadvertida por la castaña.

-No creo que eso sea lo mejor – musitó Draco entrelazando la mano de Hermione con la de él – lo mejor es que te vean las personas de San Mungo

-No seas modesto – tosió por el esfuerzo, el morocho acercó un vaso de agua a la chica –

-No te hagas del rogar Malfoy – le indicó Harry con una señal de que no fuera cruel con la lastimada chica – necesitamos tu ayuda

-Bien – rodó los ojos – necesito que me permitas asearme un momento en tú oficina

-Por supuesto – asintió tomando las manos de Astoria entre las suyas – dejaremos que entre tú hermana...

-¡No! –apretó las del morocho – no dejen que me vea así – sus ojos parecían a punto de salirse de sus orbes –

-De acuerdo, tranquila – le sonrió de manera amigable – Ginny te hará compañía un momento, Hermi lleva a Draco a que encuentre lo que necesite en mi oficina, yo saldré por Gin

Serendipia (Saga Sempiterno, Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora