-¿Entonces ya nos podemos ir del ministerio? – rectifico la información el pelinegro –
-Eso es lo que decía el patronus de Harry – tomando la tabla de agentes que se encontraban en el ministerio, buscaba los adecuados – se irán con el guardia que Harry les había prometido
-Lo rechazo nuevamente castañita, muchas gracias – pone la mano frente a la tabla que sostenía para atraer su mirada – y rectifico mi disposición para cuidar yo mismo a Luna
-Bueno – mira a Luna quien asiente con una sonrisa algo distraída – pues si así lo decidieron – asiente – pero por favor, cualquier incidente avísenme con un patronus
-Ni de chiste – se ríe entre dientes Theodore – no intervendré en tú tiempo mientras estés con Draco – pone una mano sobre la cintura de la rubia despidiéndose de la chica pelirroja y de Hermione encaminándose a la salida –
-¡Hasta pronto chicas! – gritó Luna antes de desaparecer por completo –
Residencia Lovegood
(Luna y Theodore)
-¿Entonces? – salió de la chimenea la rubia dando pequeños saltitos –
-Lo que decidas está bien Luna
-Es que no sé muy bien que es lo que te gusta comer – se quita el suéter aventándolo a una de las sillas –
-En realidad no tengo mucha hambre – la observó dar brinquitos hasta su viejo y pequeño aparatito para poner música dejando sonar una alegre canción - me gustaría más darme un baño y descansar
-¡Oh por supuesto! – se lleva la mano a la cabeza alborotando ligeramente su cabello – puedes bañarte – le guiaba por un pasillo – y cambiarte en esta puerta, es mi habitación – le sonrió con ambas puertas abiertas
-De verdad preferiría que nos fuéramos a mi mansión – ladea una apenada sonrisa – estaríamos más cómodos y podría cambiarme de ropa
-No me sentiría cómoda – alza los hombros – pero podrías ir y volver, estoy terminando de revisar algunos artículos que mando mi compañero para después acomodar los que van a salir en la revista – mueve sus manos restándole importancia –
-No me iré – niega – no te voy a dejar sola
-Estaré realmente ocupada haciendo el trabajo – le sonríe acercándose para acariciar su mejilla –
-No es por eso – sostiene su fina mano entre la suya y la mejilla – hay un asesino suelto Luna
-No me busca a mí – le dice de manera tranquila – y además me sé defender sola
-Te recuerdo que no sabías nada de Potter y aun así te secuestraron
-Fue para sacarle información a mi padre – le recuerda acertadamente – Theodore, no tienes que preocuparte tanto por mí
-Muy tarde
Negando un poco divertida, se acercó y poniéndose de puntitas le dio un inocente beso sobre sus labios
-¿Qué voy a hacer contigo? – niega –
-Por lo pronto darme otro de esos – le toma de la cintura acercándola de nuevo dándole castos y pequeños besos como el que ella le había regalado –
Luna se separó un poco descansando la punta de sus pies mientras acariciaba su rostro, delineando pacientemente cada una de sus facciones con la yema de sus dedos, ganándose un beso cuando llegó a los labios.
Theo caminó llevándola de espaldas hasta la barra de la cocina subiéndola sin esfuerzo alguno.
-Mucho mejor ¿No crees? – preguntó Luna jalándolo para que quedara frente a ella –
-Luna... – replicó el chico con la respiración entrecortada por la repentina e íntima cercanía –
-Shhhh – colocó un dedo en sus labios y lo tomó del cuello acercándole para que la volviera a besar –
El chico soltó un gemido aferrándose con fuerza al filo de la pequeña barra en donde la había subido, al punto de tener los nudillos blancos.
Las manos de Luna recorrieron sus brazos hasta llegar a sus manos, y separándose con gentileza de él puso un corto beso en sus labios
-suelta la madera Theo...
-No
-Theo
-Te voy a...
-¡Theodore Nott! – le reprendió logrando que abriera los ojos – suelta la madera de mi barra de cocina –
-Luna – trató de comenzar una réplica pero con su cara le dio a entender que no aceptaría un no por respuesta –
Poco a poco fue soltando su agarre, trató de dar un paso hacia atrás pero la rubia fue más rápida al entrelazar las piernas deteniendo su huida, antes de que pudiera si quiera jalar aire ella ya había aprisionado una de sus manos y tras depositar un beso le miro con ojos inocentes.
-Estas van aquí – la colocó en su cintura –
Al pelinegro no dio la orden dos veces, pues se encontraba de nuevo besándola pero con las manos aferradas a su cuerpo acercándola lo más que podía contra él.
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Serendipia (Saga Sempiterno, Libro 2)
Hayran KurguEl grito desgarrador dio tiempo para que esa persona desapareciera frente a los aurores. -no, no, no - se acercó corriendo cayendo casi sobre él - por favor cariño mírame - tomó su rostro pero el hechizo había sido fulminante - ¡MÍRAME! -¡Sáquenlos...