REVELANDO LAS VERDADES

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-¡¿QUÉ?! – Ginny escupió parte de su trago al escucharla – no, no, no a ver – lo deja sobre la mesa – creo que escuché mal

-Ginny – le tomo la mano Pansy – no hagamos un drama de esto por favor

-¡¿Un drama?! – resopla llevando las manos a su cabeza - ¿Esto te parece normal?

-Ginebra Weasley – jaló su mano para que le prestara atención – de verdad me estás diciendo que jamás, nunca manipulaste a un hombre para tu beneficio

-¡Jamás...

-¿Nunca? – levantó una ceja observándola fijamente –

-No me he acostado con hombres comprometidos – le reta con la mirada – con alguien que se dice ser amiga nuestra

-Ginny – sonríe soltando su mano recargándose en la silla – somos mujeres, entre nosotras nos conocemos – levanta la ceja cruzando los brazos – y yo las reconozco mejor que nadie...

-No somos iguales – le salió una lágrima –

-Eso es cierto – suspira – no me excusaré contigo de ninguna manera, pero yo tengo mis métodos – baja la cabeza – pasaba por un mal momento y Harry...

-Encantado te ayudó – limpió la lágrima traicionera de su mejilla haciendo su brazo a un lado cuando él la tocó –

-En realidad me rechazó hasta el cansancio

-¿Y exactamente cuánto duró eso? – sonrió irónica – dos segundos

-Duro exactamente media botella de wiski – inhala aire cansinamente – y muchos acosos de mi parte, hasta que le mostré mi lencería...

-Ginny... –

-No me toques – susurró negando la cabeza –

-Por favor – le toma la mano – escúchame

-¿Qué quieres que escuche Harry? – niega – que no soy suficiente mujer, y que necesitas alguien así de hermosa como Pansy – esconde su rostro entre las manos – que me dejaste de querer

-Por supuesto que no – le toma las manos – yo... no se...

-De acuerdo, intervendré justo ahora – murmura Pansy – Harry regálanos unos minutos a solas – señala una puerta – no tardaremos – el morocho negó con la cabeza apretando fuertemente la mano de la pelirroja – te lo pido por favor

El morocho observó a Ginny quien le asintió después de un par de minutos, en total silencio se retiró por la puerta que le había indicado.

-Nada de lo que digas me hará cambiar de opinión Parkinson – susurró enderezándose en la silla –

-Lo sé – niega – ni siquiera lo intentaré – se sentó en la silla justo a su lado – adelante, desahógate – se cruza de brazos recargándose en la silla – sácalo del sistema

-¿Qué? – le mira realmente desconcertada –

-¿Crees que no sé lo que se siente? – suspira – por eso te lo conté yo, aquí en privado – suspira echándose el cabello hacia atrás un poco incómoda – no sabes las veces que Draco disfrutaba ser el centro de atención en el colegio – cierra los ojos – como te dije no me voy a justificar... pero en realidad lo hice porque lo necesitaba Ginny

-¿Necesitarlo? – bufa – ¿Necesitabas meterte con el prometido de una amiga? – rueda los ojos –

-Necesitaba sentirme querida por alguien – se abraza al sentirse un poco incómoda ante la mirada de sorpresa por parte de la pelirroja – ¿Crees que no tengo ligues por ahí? ¿Aventuras de una noche? – aparece un par de vasos con una botella de licor, empujando un vaso a la chica – cualquiera de ellos estaría encantado de haberme echado una mano

-¿Entonces por qué tuviste que...

-Por el comportamiento que tiene Potter contigo – le observa a través de sus largas pestañas con mirada penetrante – adoro... – suspira mordiendo su labio reprendiéndose mentalmente por estarle revelando a aquella chica muchos de sus sentimientos – adoro la manera en que te trata... cómo te ve – alza los hombros –

Ginny se quedó muda, sentía un nudo en la garganta, porque su prometido no había sido capaz de mantenerse al margen de aquella situación.

Sin embargo podía comprender el por qué se dejó llevar un poco por aquella despampanante mujer... si ella se había mostrado de ese modo con él, con las defensas abajo y dejando que el dolor le inundara.

La garganta se le cerró, tomó su mano atrayendo la atención de la chica cuando una solitaria lágrima recorrió la mejilla de esta.

Parpadeando inmediatamente, limpio con el dorso de su mano aquella traicionera y delatora gotita que escurría por su mejilla, y en cuestión de dos segundos, aquella máscara de imperturbabilidad estaba de nuevo arriba.

-¿Qué fue lo que te pasó? – pasó saliva Ginny al verla recomponerse de tal manera –

-¿Para buscar a tú hombre? – suspiró dejando escapar el aire por la boca poco a poco, mientras la chica asentía ante su pregunta – mi madre fue raptada – soltó sin darle más vueltas al asunto –

-¡¿Qué?! – se escandalizó la chica – ¡¿Cómo?! ¡¿Cuándo?!

-Estábamos en casa de Astoria y me llegó un patronus de ella – cierra los ojos echando la cabeza hacia atrás controlando los ligeros espasmos que le recorrían por el cuerpo rogándole por desahogarse – estaba acorralada y se entregaría a ellos... se uniría a ellos 

Serendipia (Saga Sempiterno, Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora