Trece

503 63 0
                                    

—¿Y tú vas a dársela?, ¿vas a reparar el daño del pasado? ¿Vas a
cambiar su futuro?
—No, yo no he dicho eso —negó Sakura.
El restaurante estaba lleno, no era el lugar indicado para mantener esa conversación.
—Has hecho todo lo que has podido, ha llegado el momento de volver a
casa —añadió Neji.

—Aún no —negó Sakura, sacudiendo la cabeza—. Aunque todo vaya
bien, Naruto tardará aún meses en recuperarse. No puedo marcharme hasta no estar segura de que no va a empeorar.
Neji pidió una botella de vino tinto. El camarero les llenó las copas.
Sakura dio un sorbo.

—Es muy bueno —murmuró Sakura, cambiando por fin de tema.
—¿Aún quieres castigarme por arrestar a Lee hace cinco años? —preguntó Neji, mirándola con evidente frustración— Seamos sinceros, ¿es por eso por lo que haces esto?

—Claro que no, tú sólo hacías tu trabajo.
Sakura no era del todo sincera. Por mucho que quisiera negarlo, jamás
perdonaría a Neji por elegir el deber antes que su amor por ella.
—Pero tú jamás me has perdonado.

—Era sólo una niña, te estaba exigiendo una devoción ciega —se
justificó Sakura.
—Y yo tenía una obligación. Tomé una decisión —dijo él con firmeza.

La decisión errónea. Ninguno de los dos lo dijo en voz alta, pero flotaba en el aire. Sí, Neji le había hecho daño. Quizá, si hubiera hablado con ella antes de tomar la decisión, Sakura lo habría comprendido.

Pero Neji no había tenido en cuenta sus sentimientos, eso era lo que le dolía. ¿Cometía un error al exigir algo más? ¿era una equivocación exigir un amor incondicional?

—Hice lo que tenía que hacer —repitió Neji.
—Lo sé, lamento que haya salido el tema a relucir.
Neji siempre haría lo que debía, Sakura lo sabía. Costara lo que costara. Sakura tomó la carta. Había sido un error hablar acerca de Naruto con Neji.
—¿Te apetece pollo?

Naruto durmió durante dos días. Al tercero una fisioterapeuta trató de ayudarlo a mover el brazo y la pierna para recuperar la circulación de la sangre.

No parecía muy preocupada por su estado, así que, ¿para qué iba a preocuparse él? Sus progresos eran
lentos, la escayola de la pierna y del brazo le impedían recuperarse más aprisa.

Para un hombre sin paciencia, la situación era casi insostenible.
Después la enfermera lo ayudó a ponerse en pie por primera vez.Aquellos cinco minutos le parecieron una eternidad. Se mareaba, se sentía débil.

—Tranquilo, la próxima vez te costará menos —comentó Ino.
—¿Y a quién le preocupa?

A él. El hospital parecía un zoo. Naruto contó aquel día treinta y dos
visitas. Pero luego llegó Neji, que hizo el número treinta y tres.
—Me dijeron que Sakura estaría aquí —dijo Neji mirando suspicazmente a su alrededor.

—Ha ido a comer a la cafetería, enseguida volverá.
—No tengo prisa —contestó Neji, quitándose el sombrero y sentándose— Parece que han conseguido coserte. ¿Qué tal?

—Sobreviviendo —contestó Naruto.
—En el hospital parecen creer que Sakura y tú están casados —comentó Neji.

—Sí, la cosa se enredó cuando me admitieron, y luego el periódico
repitió la historia. Sakura dice que habría sido violento explicar la verdad, así que acordamos dejar las cosas como estaban.

—¿Tú estuviste de acuerdo? —preguntó Neji.
—¿Y por qué no? Además, ¿qué importa lo que la gente crea? Nosotros sabemos que no es verdad.
—Bien, pero recuérdalo, ¿de acuerdo? ¡Ah!, y, otra cosa... no intentes
nada con Sakura.

Naruto sonrió maliciosamente. Neji no tenía nada de qué preocuparse, pero, ¿por qué ponerle las cosas fáciles? Él era el perdedor, no tenía nada que ofrecerle a una mujer como Sakura, y competir con Neji habría sido una estupidez.

—Por si no te habías dado cuenta, no estoy en condiciones de intentar
nada —respondió Naruto.
—Bien, sólo quiero estar seguro de que no vas a aprovecharte de su
tierno corazón. He venido a llevármela a casa. A Los Haruno —añadió Neji.

Naruto no contestó. No arriesgaba nada. Pero se puso tenso cuando Sakura por fin entró en la habitación. Ella vio a Neji, y se ruborizó.
—Neji, no te esperaba —comentó ella.

—Estaba por aquí, y decidí hacer una visita —contestó Neji— Naruto y yo estábamos charlando.

—Comprendo —dijo ella, ruborizándose aún más.
—Aún no te he dado las gracias por organizar el rescate —dijo entonces
Naruto.

Finjiendo ~NaruSaku ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora