Treinta

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—Cobarde —rió Naruto.
Después de lo ocurrido en la pista de hockey, Sakura no sabía muy bien en qué punto se hallaba su relación, pero no tenía miedo.
—No te tengo miedo.
—Pues quizá deberías —contestó él.

—¿Eso es un desafío?
—No lo sé, lo peor de todo es que no sé qué hacer contigo —dijo Naruto con extrañeza—. Pero, mientras tanto, ven aquí.

—Naruto, ¿qué ocurre? —preguntó Sakura riendo sofocadamente,
acercándose hasta quedar a sólo unos centímetros.

—¿Quieres acompañarme? El agua está muy buena —dijo Naruto sin dejar de mirar sus labios.
—Algo ha ocurrido.

—Dices bien —contestó Naruto — No pensaba decírtelo tan pronto, no
quería que te ilusionaras por si al final es una falsa alarma, pero he movido la pierna por primera vez desde el accidente. Aún tengo que recuperarme con la
fisioterapia, pero es un comienzo.

—¡Gracias a Dios! —contestó Sakura con los ojos llenos de lágrimas.
No podía haberesperado otra respuesta mejor de Sakura. Naruto la agarró justo cuando caía al agua. O quizá hubiera sido él quien hubiera tirado de ella.

En cualquier caso, Sakura se echó a reír. Estaban el uno frente al otro, muy cerca.
—Naruto, esto es tan...
—Sí, lo es —asintió él sin dejarla terminar.

Naruto apartó un mechón de cabello mojado de su rostro. Sus miradas se encontraron.

Y ella dejó de reír. De alguna manera las manos de Naruto se
enredaron en sus cabellos, comenzando a atraerla hacia sí hasta que alcanzó sus labios.

Naruto la hizo callar con un largo beso que los excitó a ambos. Él deslizó una mano por su cintura. Sus pechos se presionaban contra el torso de él, podía sentir los pezones bajo la camisa de Sakura.

El agua estaba cálida, no
dejaba de salir a borbotones. Naruto deslizó la mano por su espalda, por su cadera, atrayéndola hacia sí
lentamente. Sakura se arqueó contra él.

Entonces Naruto decidió que ya no era momento para reflexionar. La quería más cerca, más. Resultaba sorprendente
sentir sus pechos contra el torso. Sentía cómo su pezón se tensaba a través de la tela. Podía seducirla. Allí, en ese instante.

Y nada podía pararlo. Excepto su conciencia.
Porque seducirla en ese instante habría sido conformarse con mucho
menos de lo que quería.

Sería algo rápido. Quizá algún día, si él se recuperaba, los dos podrían construir juntos un futuro. Pero no en ese instante, no de esa
forma. Naruto quería algo más. Quería un futuro.

Así que se conformó con besarla una y otra vez, soltándola poco a poco
para ir enfriando la tensión creada entre los dos. Al apartarse, los ojos de Sakura estaban iluminados.

—¿Y las reglas? —preguntó él.
—¿Qué reglas?
—Nada de besarse a solas —le recordó él.
—¡Ah!, esas reglas —repitió ella, ruborizándose.

—Sería un estúpido si pusiera objeciones —añadió Naruto — Pero te lo advierto, no voy a ser siempre un inválido.
—Cuento con ello —respondió Sakura con ojos brillantes.

¡Vaya mujer! Bromeaba, lo tentaba, lo desafiaba a ponerse en pie y caminar, y le prometía el paraíso si lo hacía. Naruto gimió y dijo:
—En ese caso dictaremos reglas nuevas. Tenemos tiempo, veamos adónde nos lleva esto. No tenemos ninguna prisa, ¿verdad?

—No, claro que no.
Naruto utilizó una barra de metal para ayudarse a salir. Los dos se sentaron al borde y sonrieron.

—¿Te das cuenta de que es una locura? Tú, yo... nosotros —añadió
Naruto, sacudiendo la cabeza.

—No si los dos lo deseamos —sonrió ella.
Una cosa estaba clara: él la deseaba. ¿Quién sabía dónde acabaría todo?
Naruto no había hecho ninguna promesa. Sin embargo, a pesar del riesgo que corría su corazón, no podía seguir ignorando lo que Sakura le hacía sentir.

La prueba final de la mejoría de Naruto se produjo una semana más tarde en el gimnasio. Naruto estaba frente a las barras, Ino lo animaba. Los músculos de su pierna habían recuperado elasticidad y volumen gracias al
ejercicio, los masajes, y el hidromasaje.

—Bien, Naruto, ha llegado el momento. ¿Listo?
—Sí —asintió Naruto

Naruto se agarró a las barras y se levantó de la silla. Arrugaba la frente,
sudaba. Adelantó la pierna buena, dio un paso, y luego adelantó la mala. Primero una, y luego otra. Al principio a tientas, cada vez con más seguridad.

Sakura llegó justo a tiempo de ver a Naruto levantarse de la silla. Era
evidente que él no la había visto. Se quedó quieta, temiendo distraerlo.

En un momento dado, él debió notar su presencia. Alzó los ojos, y sus
miradas se encontraron. Ella pudo ver la intensidad de la decisión en los de él. A cada paso que daba, Naruto veía el asombro creciente en el rostro de Sakura. Quería lanzarse a sus brazos.

Finjiendo ~NaruSaku ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora