Ingobernable [Peter Pan] ✓

Capitulo tres

La primer niña perdida

Narrador omnisciente

¿Qué fué todo esto?

¿Una niña venció a uno de mis mejores niños? ¿Venció a Félix?

No sé quién es y debo averiguarlo.
Eran los pensamientos de Peter Pan luego de que una niña extraña venciera a uno de sus mejores niños, o aún peor, a su mano derecha.

¿Qué tan cerca estaría ella de vencerlo a él?

El líder se encontraba en un árbol, observando a Hazel, no había dormido muy bien la noche anterior debido a sus preocupantes pensamientos sobre la extraña pelinegra. Pero debía vigilarla más de cerca, ya habían pasado las horas. Si no cooperaba diciéndole quién es realmente, él tendría que acceder a su mente.

Hazel estaba curando las heridas de Félix junto a dos niños perdidos. Su vestido aún estaba manchado.

Cuando terminó de curar al rubio se puso de pie y fué junto a tres niños pequeños, se estaba tomando en serio el papel de madre. Comenzó a jugar con ellos haciéndose caras raras.

Pan pensaba que se veía graciosa y la admiraba.

Los cuatro reían a carcajadas.

Pan creía estar desperdiciando su tiempo observandolos, podría solo ir y leer su mente, o matarla y ya.

Pero se veía tan...
Y la perdió de su vista.
¿Adónde se había ido? Ella estaba allí hace unos segundos.

Los niños con los que jugaba seguían haciéndose caras, pero ¿y ella?

Pan voló alto para ver mejor la isla y así poder encontrarla.

Suspiró aliviado al verla caminando tranquila en dirección a la playa. Él la seguía de lejos.

Más de una vez la chica se volteó hacia atrás buscando a alguien observandola, pero quien la observaba se encontraba volando a unos metros cerca suyo.

Se desvió del camino a la playa y se fué hacia su izquierda, por allí se encontraba la choza del hada.

¿La conocerá?

Estaba cada vez más cerca hasta que... La extraña chica chocó con el hada, ambas cayeron al suelo y se pusieron de pie al instante.

—¿Quién eres? —custionó el hada mientras sacudía su ropa sin dejar de mirar a la chica con la que se había topado, pues sentía una extraña sensación.

—Mi nombre es Hazel —habló esperando saber el nombre de la persona con la que se había chocado y al no obtener respuesta preguntó —. ¿Quién eres tú?

—Llámame Tink, es un gusto conocerte, Hazel —le sonrió mientras le extendía su mano a la otra chica quien correspondió casi de inmediato.

—¿Tink? ¿como el hada Tinkerbell? —preguntó con un tono curioso.

—Si, bueno... ya no soy un hada, pero sí —respondió un poco deprimida—. ¿Te conozco?