Ingobernable [Peter Pan] ✓

Especial Navidad #6

¡Feliz Navidad!

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•

La niña Hazel

Peter Pan

El filo de mi daga se veía reluciente, había hecho un buen trabajo. Mi daga debía estar siempre lista. Mi mirada se topó con una bellota en un árbol y se me ocurrió probar mi puntería. Preparé la daga y cuando iba a lanzarla, un cosquilleo en mi espalda me hizo detenerme.

Una nueva presencia estaba en la isla.

Intenté buscar pero no encontré nada.

Debería hablar con Hazel, de seguro ella podría saber quién o qué es. Odio decirlo, pero hay cosas que ella puede hacer y yo... pues no.

Me dirigí hasta Félix quien estaba hablando con dos chicos.

—¿Viste a Hazel, Félix? —él me miró con las cejas juntas—. ¿Qué?

—Creí que estaba contigo —él y los chicos se miraron unos a otros—. Tal vez Joe sepa...

—¡Chicos! —Flash llegó corriendo—. ¡Es Hazel!

—¿Qué, Flash? ¿Qué tiene Hazel?

—¡Ella estaba conmigo pero después ya no! ¡Me dijo que había sentido algo y luego solo desapareció! —habló rápido y alterado, tomó su cabello con frustración—. ¡No sé dónde está! No me mates, Pan.

Ignoré sus últimas palabras.

—¡Chicos! —todo el campamento estuvo a mi alrededor en cuestión de segundos—. Hay que encontrar a Hazel.

[...]

Habíamos buscado en todas partes, pero ella no estaba.

Ya no podría encontrarla, me rendiría...

Mentira, no me rendiría jamás.

La ví a lo lejos frente a una mujer de cabello rizado y negro.

Le hice una seña a Félix para que me siguiera junto a los otros. Él asintió y fue a buscar al resto.

Me aparecí detrás de Hazel y la mujer me miró sonriente.

—Tú me arrebataste mi juventud eterna, yo le quitaré la suya —me señaló a mí.

Hazel se giró a verme y luego regresó su mirada hacia adelante.

—No es un objeto. Es una niña y se llama Rapunzel, Gothel —apretó sus puños.

La situación era importante.

—Vete de mi isla —me puse al lado de Hazel.

La mujer a la que llamaban Gothel sonrió cínica. Elevó su mano apuntando a mí.

—Tú amas la juventud ... no te va a gustar mi presente —una luz comenzó a irradiar de su mano.

Hazel se puso delante de mí.

—¿Qué haces? —la miré preocupado.

—Te quiere envejecer, pero no te preocupes, yo no puedo envejecer, no hay versión mayor de mí porque jamás crecí.

Todo pasó muy rápido.

Una luz nos cegó y la mujer desapareció.

Pero había un problema.

Hazel no estaba. En su lugar estaba una pequeña niña cubriendo su rostro con sus manos.

—¿Hazel? —miré a mi alrededor buscándola.