Capítulo cinco (II)

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“La magia siempre viene con un precio, ¿estás dispuesto a pagarlo?”








Hazel

Estaba concentrada en las llamas de fuego y en el sonido de las chispitas. Peter hablaba con Robin, mi hijo se veía triste y lo entendía. Pero no podía permitir que Peter Pan perdiese la vida. Aunque eso me costase la mía.

La magia siempre viene con un precio. Es la primera de las leyes en el mundo mágico.

Para salvarlo debía pagar el precio.

Peter no podía saber ese precio, y temía que mi hijo se lo comentase para hacer que cambie de opinión. Entonces, me decidí y caminé hasta ellos.

—¿De que hablan? —pregunté intentando sonar curiosa y ocultar la ansiedad que sentía.

—Nada importante —me respondió Pan siendo pacífico y si lo había hecho de tal manera es porque no sabía nada.

—Nunca nos dijiste cuántas y qué cosas necesitamos. Ni siquiera por qué estamos aquí —Regina intervino en la conversación haciendo que su grupo se acercase atento a mi respuesta.

—Bueno, no confío en ustedes pero... —me miraron con atención y un poco insistentes—, los necesito a todos porque cada uno puede ayudarme a conseguir un objeto —se sentaron alrededor de la fogata esperando a que continuase, cielos, qué curiosos son—. Esa fué la condición para encontrar los objetos. No visité las tierras solo porque es mi misión sino porque debía dejar aquellos objetos por si un día los necesitase —confesé no muy segura y un recuerdo vino a mi mente.












Flashback

—Si el amor es mi perdición necesito arreglar eso, Merlín —paseaba por todo el gran salón de mi palacio pensando en algo que me diera una idea genial.

—Hay una solución, sí —dijo el anciano haciendo que me detuviese de inmediato y me apareciese enfrente suyo.

—¿Qué quieres decir? Explícate —exigí con una mano en la barbilla y las cejas juntas.

—Me refiero a la única forma de salvar tu vida en caso de que la pierdas, algo que es muy difícil —habló con tanta lentitud y paciencia—. Pero también te advierto que será causa del amor —me dijo con su dedo índice de forma expresiva.

—Si es que pasa —agregué de la misma manera que él.

Me aseguraría de que no sucediese.

—Pasará, ¿quieres saber cómo solucionar esa situación, querida? —preguntó apoyándose en su bastón y acomodando unos pequeños lentes de ancianito.

—Recuerdame por qué te dí el don de la sabiduría —dije haciendo una mueca de lado.

—Porque necesitabas un consejero real —contestó con una inocente sonrisa.

—Ya lo recordé, gracias —hablé de mala gana.

—¿Y bien? —volvió a preguntar con insistencia haciéndome rovolear los ojos.

—Dímelo —pedí rendida, él no pararía hasta decirme lo que quería.

—Debes recorrer todas las tierras que creaste... —inició paciente y pacífico.

—Ya lo hago —interrumpí cruzándome de brazos.

—Y distribuir en ellas objetos mágicos que alberguen una potente magia, obviamente estoy hablando de la tuya —continuó un poco más rápido de lo habitual, supuse que porque no quería ser interrumpido de nuevo.

Ingobernable [Peter Pan] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora