Capitulo diecisiete

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Maratón 4/5

"Si llego tarde sería capaz de volver en el tiempo"









El tiempo en la isla pasaba de manera diferente, de hecho no pasaba. Ellos no tenían noción del tiempo. Por ello, Hazel no quería dormir, quería estar vigilando a Pan y estar atenta por si él necesitaba ayuda, pero el sueño la había vencido.

Las horas habían "pasado" y los niños se habían cansado de esperar a que su madre despertase, entonces pensaron en despertarla con una sorpresa.

Félix dirigía el grupo de niños perdidos quienes ahora se encontraban en la puerta de la cabaña de Hazel.

—¿Estás listo, Jack? —susurró Félix, el niño asintió con una sonrisa maliciosa—. ¿Y tú, Jey? —el niño asintió también—, entonces ve a la laguna y prepárate —el niño obedeció y salió corriendo—. Jack entra y el resto nos escondemos.

Jack se quedó parado frente a la puerta de la cabaña y el resto de los niños se escondieron entre los arbustos.

Félix hizo una señal con su cabeza a Jack y este entró a la cabaña apresurado y alterado.

—¡Hazel! ¡Hazel! —exclamó el niño con una máscara de preocupación y terror.

—¡¿Qué pasa, Jack?! —exclamó la chica levantándose de un salto con los ojos bien abiertos.

—¡Es Jey! —soltó.

—¡¿Qué le pasó a Jey?! —cuestionó con frustración la chica al notar que el niño no decía más.

—¡No lo sé, estábamos en la laguna recolectando... —pensó en qué decirle—, frutas y se cayó y...!

Por supuesto que la chica no había caído en que cerca de la laguna no habían frutas.

—¡¿Qué esperas?! ¡Vamos! —lo interrumpió luego de un chasquido mágico que la hizo regresar a su atuendo de niña perdida.

La ojiazul seguía al niño mientras este la guiaba hacia donde se encontraba el pequeño en problemas.

—¡Por allá! —gritó a unos metros lejos de la chica, mientras los niños los esperaban en la laguna de las sirenas donde se llevaría a cabo el plan.

—¡¿Y el resto?! ¡¿Y Félix?! —exclamó al no ver a nadie más que a Jey en el agua inmóvil. Volteó para buscar al niño pero no lo encontró—. ¿Jack?... —preguntó buscándolo con la mirada, pero esta encontró a un grupo de niños saliendo de su escondite con intenciones de abalanzarse sobre ella—. ¡No, no, no! —los niños la acorralaban hasta que ella llegó a la orilla de la laguna, ellos se detuvieron pero una mano la arrastró al agua—. ¡Paren!

Se estaban divirtiendo como nunca antes lo habían hecho, todos juntos.

Sólo faltaba alguien.

—¡Te la creiste! —Jack le restregó en la cara su grandiosa actuación.

—¡Estaba dormida! No pensaba con claridad —se defendió salpicandole agua al rostro—, Peter se burlaría de mí por haber caído.

Ingobernable [Peter Pan] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora