Especial Navidad #3

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Niños y adultos

Hazel

Pan me había pedido que lo vea en la laguna de las sirenas, y estaba en camino. No me dijo ni por qué ni para qué, pero de igual manera accedí. No me faltaba mucho, y unas risas que conocía bien me lo confirmaron. Apresuré mis pasos hasta llegar al sitio acordado, encontrándome con Pan y unos grandiosos invitados, una peculiar rubia de cabello largo, un castaño con un arco y una castaña con mirada felina.

-No puede ser -me acerqué aun más rápido hacia ellos y los envolví con mis brazos-. Siguen iguales.

-Gracias a tí, madre -la rubia se separó primero del abrazo familiar.

-Pasó un largo tiempo -me sonrió el castaño luego de dejar un beso en mi frente.

-A tu futuro esposo le agradamos -se burló Cheshire mirando a Pan con diversión.

-Creo que me gusta ese apodo -sonrió de lado haciéndome sonrojar, nunca hablábamos de eso.

-Sé que no hizo muchas cosas bien y que no lo adopté, pero... ¿Y Rumple?

-Ella sí piensa en mí -el Oscuro se hizo presente, se acercó a abrazarme.

Jamás olvidaría que había intentando deshacerse de su padre, pero él está de vuelta y además... es hijo de Peter, mi... Aún no definimos eso.

-Por supuesto que sí, Rumpie-Rumpie -le guiñé un ojo en complicidad, luego miré a Peter-. ¿Y cuál es la razón por la que decidiste invitarlos? Creí que no te gustaban los visitantes.

-Ayer te aburrias así que decidí alegrarte la mañana hoy -me respondió con simpleza.

Me acerqué a él y le dejé un húmedo beso en la punta de su nariz.

-¿No es adorable? -hablé enternecida por su actitud.

-Si, bueno... -Robin, Cheshire y Rumple hablaron al mismo tiempo desviando sus miradas de nosotros.

-¡Claro que lo es! -mi pequeña rubia dió unos saltitos de emoción.

-Cállate, princesita -se quejó Cheshire dándole unas palmadas en la espalda.

-Sabes, somos muy diferentes -Rapunzel quiso defenderse.

Pan, Rumple, Robin y yo solo observabamos la discusión de las hermanas.

-Yo sé usar los utensilios de cocina -dijo lo último con voz chillona.

-¿Ah sí? -frunció el ceño.

-No, no los uso directamente -colocó sus manos en la cintura y desvió su mirada.

-Bueno, yo sí, y además yo... no soy un gato -habló buscando más ofensas.

La castaña con mirada felina llevó una mano al pecho con indignación.

-Oye, es un gato lindo -se metió Robin en la discusión defendiendo a Cheshire-. Y no necesita ser salvada todo el tiempo.

-¡Oye! Yo me defiendo sola -utilizó su cabello para envolver al arquero.

Cheshire se convirtió en gato poniendose a la defensiva aumentando su tamaño.

Rumple se puso delante de Rapunzel intentando evitar que el gato se abalanzara sobre ella.

-Tranquilo, gatito -sus manos estaban al frente preparadas para un ataque.

Pan los miraba con una ceja alzada.

-Esta reunión familiar se está saliendo de control -canturreé en el oído de Pan. Él bufó molesto.

-Suficiente -su voz sonó autoritaria, los niños grandes que se encontraban discutiendo lo miraron molestos por interrumpir-. No me miren así.

-Pero... -quisieron reprochar al mismo tiempo pero la mirada penetrante de Pan los hizo callar y mirar al suelo-. Lo siento.

-Rapunzel, suéltalo -me posicioné al lado de Pan, la rubia soltó a Robin-. Rumple, no te preocupes, ella puede asfixiar a cualquiera con esa melena -el Oscuro se alejó de la rubia, Rapunzel me dedicó una mirada de orgullo al arquero haciendo que el gato se molestara-. Cheshire, bájale dos rayitas.

El gato tomó forma humana de nuevo.

-No quiero discusiones como estas de nuevo en mi isla -Pan los miró de manera acusatoria.

-Oye, ese papel no te queda mal, Peter -le guiñé un ojo en complicidad.

-Voy a tener que acostumbrarme, supongo -rodó los ojos.

La idea de ser padre nunca le había gustado, después de todo, él había abandonado a su hijo por juventud y poder. Además, los niños no tienen hijos... Pero yo mando aquí y se hace lo que digo.

-Pensandolo bien no somos tan diferentes a tí -Cheshire le sonrió divertida dispuesta a molestarlo-. Tenemos tus ojos.

-No empieces, gatito -advirtió mi chico de ojos esmeraldas.

Comenzamos a caminar hacia el campamento.

-Aww, me llamó gatito -fingió emoción haciendo que Pan revoleara los ojos por milésima ves en el día.

-Me estoy arrepintiendo de esto -murmuró por lo bajo.

-¿Dijiste algo? -fingí no escuchar.

-No, no -negó de manera exagerada.

Le costaría acostumbrarse, pero lo apreciaba.

¿Quién pudiera ablandar el corazón de Peter Pan? No es por presumir pero yo sí puedo.

Ingobernable [Peter Pan] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora