Capitulo dos (II)

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“Este va a ser un viaje largo”










A C T U A L I D A D

Aterrizaron en el pueblo mágico. Peter, la Sombra y Hazel.

Hazel miró a Peter, quien no lo conociera pensaría que estaba bien. Pero él no estaba bien, se veía cansado. No dejó de modelar al caminar, pero ella estaba segura de que mantenerse firme le estaba costando.

—Peter —la miró esperando a que continuase—. ¿Estás bien?

—Estoy bien —le respondió con una leve sonrisa luego de un suspiro cansado.

No le gustaba para nada sentirse débil.

No quiso hacerlo caminar demasiado así que una nube roja los envolvió. Al disiparse ya estaban frente a una gran casa, la casa de Mills.

La Sombra se adelantó a inspeccionar la casa.

—Vamos a solucionar esto, Peter, lo prometo —besó su mejilla y se quedó contemplando sus bellos ojos esmeraldas.

Él la miraba como si fuera la única flor capaz de iluminar un bosque. Si me preguntas qué clase de flor ilumina un bosque, no sabría qué responderte. Pero Peter Pan así la miraba.

La Sombra regresó interrumpiendo el hermoso pero no tan hermoso momento.

—El grupo de héroes está dentro pero ninguno advirtió nuestra llegada —informó antes de hacer un saludo con la cabeza y marcharse directo a Nunca Jamás para cuidar de la isla durante la ausencia de los dos posibles villanos más temidos.

Hazel tomó la mano de Peter y la entrelazó con la suya. Él creía que lo hacía sin otra intención. Sin embargo, ella lo hacía para darle pequeñas recargas de energía por si algo le pasaba.

Ambos entraron a la casa sin ser notados por el grupo, quienes estaban reunidos en una sala.

Pan fingió aclarar su garganta. En ese momento, los rostros de los héroes se vieron tan pálidos.

—Jamas creí que diría esto, pero sus rostros me alegraron el día —se burló la chica de ojos azulados con una sonrisa pícara.

—¡¿Qué rayos haces tú aquí?! ¡¿No te cansas de joder nuestras vidas?! —exclamó la alcaldesa tirando de su cabello con frustración.

—Ehh, no —se defendió con sarcasmo la chica.

—¿A qué se debe tu visita, querida? —habló esta vez el Oscuro apoyando su bastón para ponerse de pie.

—Requiero de su ayuda... —dijo tan lento y bajito como si las palabras le pesaran, claro, su orgullo no le dejaba termina la frase.

—¿Nos estás pidiendo ayuda? —preguntó Swan con una voz aguda.

—No me gusta si lo dices así —hizo una mueca de disgusto.

Pan ocultó su sonrisa mirando hacia un costado.

—No —se negó Mills antes de que Mary Margaret pudiese preguntarle a la chica en qué podía ayudarle.

—¿Disculpa? —inquirió más indignada que nunca.

—No. Dije no —repitió Mills llevándose la mirada del grupo.

—Ya jodiste nuestras vidas demasiado —habló esta vez Swan apoyando a Regina. Nieves y el principe encantador se miraban el uno al otro sin aportar ni una palabra.

—Y no intentes convencernos porque...

—Okay —interrumpió a la reina malvada.

—¿Espera qué? —habló por primera vez el capitán.

Ingobernable [Peter Pan] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora