Ingobernable [Peter Pan] ✓

Especial Navidad #8

Mi esposa: parte dos.

Peter Pan

Era un día especial. Era el día en el que vería a Hazel vestida de blanco caminar hacia mí para convertirnos en uno. Había esperado siglos por aquel momento.

—Relájate, Pan —Félix detuvo el movimiento de mi pierna, lo miré desde mi lugar sentado en un tronco caído—. No me mires así, sólo relájate.

—No puedo, Félix —continué moviendo mi pierna, estaba ansioso por verla.

—Tus invitados llegaron hace rato, ve a hablar con ellos mientras yo voy a verla —tocó mi hombro tratando de convencerme.

—¿Por qué tú puedes verla y yo no? —dejé mi asiento y me puse frente a él.

—Porque así es la tradición.

Él se fue sin decir nada más.

Hazel era ayudada por las hadas.

Los invitados habían llegado. Invitados de Hazel. Yo me conformaba con los chicos y nuestros hijos, pero ella insistió.

Wow, nuestros hijos. Pronto serían mis hijos. Jamás había pensado en eso, en tener más hijos.

¿Cuántas cosas había cambiado Hazel de mí?

Respiré profundo antes de aparecerme en en la playa justo en medio de todos los invitados.

Las hadas se habían encargado bien de la decoración. Habían bancos hechos de troncos de árboles con flores blancas como decoración. Había una alfombra larga y roja que llegaba hasta el lugar donde Hazel y yo estaríamos frente a frente para jurar amarnos hasta la muerte, grandes telas blancas decoraban aquel lugar con flores de distintas especies que caían encima de ellas.

—Baja de la nube, Pan —la voz de Robin me sacó de mis pensamientos.

—No se lo digas a nadie pero estoy nervioso —admití mirando la arena bajo mis zapatos, Hazel no me había obligado pero decidí usar un traje negro de gala para esperarla para ofrecerle mi vida.

—Nadie aquí esperaba verla vestida de blanco pero teníamos esperanzas; así que créeme que no eres el único con mariposas en el estómago —su mano tocó mi hombro, él se estaba esforzando por mejorar su relación conmigo—. No es fácil asimilar que dentro de poco tendré un padre.

"Un padre", esas palabras resonaron en mi cabeza por largos segundos.

—Jamás quise ser un padre, ni siquiera teniendo a Rumple —observé los ojos de mi futuro nuevo hijo—. Pero Hazel, ella... —solté un suspiro pensando en su bellísimo rostro—, ella es todo lo que quiero y si tengo que incluirlos a ustedes en mi vida... Lo haré sin pensarlo dos veces.

—Pensamos igual —le dí dos palmadas en su espalda y le sonreí amistoso.

—¡Pan! —dos voces femeninas me hicieron girar a ver a los invitados ya todos sentados, habían muchas personas que no conocía, y para rematar estaban los héroes.

—Rapunzel, Cheshire —traté de sonreírles, en serio, traté lo más que pude, pero es que sus grititos de emoción me aturdían.

—Estoy de tu lado —Robin se puso detrás de mí evitando a sus hermanas—. Están locas solo porque llevarán su vestido.

—Pero tocaremos su vestido, ¿y tú qué? —Rapunzel se cruza de brazos poniéndose a la defensiva.

—Pues yo la acompañaré hasta el altar —él les sacó la lengua a modo de burla mientras aún estaba detrás de mí.