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—Tanto el lugar, como la comida y la compañía son exquisitos —su acompañante sonrió.

¿Es debido a lo extraordinario de este evento que has decidido probar un platillo diferente?

—En parte, claro. Sin embargo, ese vestido azul, que te sienta muy bien, me impulsó a aventurarme por aguas desconocidas —de nuevo, una sonrisa fue la única respuesta.

La cena transcurrió apacible y silenciosa la mayor parte del tiempo; y, no fue hasta que llegó el postre que el mayor de los presentes habló:

—Yo... Los alejé —ella levantó sus ojos claros—. Nunca fue mi intención separar a la familia —era escuchado atentamente.

—Hace un par de meses culparías a Keiji.

—Pero ya no soy ese hombre...

—¿Así qué...? —el hombre se puso de pie y, arrodillándose y agachando la cabeza frente a su esposa, pronunció las siguientes palabras:

—He solicitado se me otorgara esta cena a tu lado con un único objetivo: suplicar por tu perdón y, si no se considera un abuso de mi parte, implorar por una segunda oportunidad; oportunidad que, de ser concedida, emplearé para reconstruir la familia que he destrozado —«Así que era esto».

—Levanta la cabeza.

Una cabeza fue alzada.

—No ha dejado de darme vueltas la cabeza desde el momento en que hiciste la invitación a esta cena —desvió la mirada hacia el exterior. Un suspiro fue expulsado desde sus labios—. No importa cuántas oportunidades te otorgue, no importará si no arreglas tus relaciones con tus hijos. Keiji está aterrado —mientras los ojos claros se posaban sobre el rostro de su esposo, los contrarios eran desviados—. El daño hecho hacia ambos ha sido exorbitante —«¿Por qué desvias la mirada?»—; es por esto que, debo preguntar: ¿Estás dispuesto a amar y respetar a tu hijo y a su pareja como es debido? —los labios contrarios se movieron intentando pronunciar algo mientras sus miradas se reencontraban, pero no salió sonido alguno debido a que se le fue impedido—. No quiero que me respondas a mi. Cuando te disculpes con él, quiero que pienses en tu respuesta —un asentimiento la dejo tranquila.

—Pero, te equivocas... —una ceja se alzó, sin comprender—. Te equivocas al pensar que a la única persona a la que le debo una disculpa es a Keiji.

—¿De qué hablas?

—Hace unos momentos he implorando tu perdón, pero pareciera que no lo has escuchado. Es por esto que, mirándote a los ojos, vuelvo a solicitarte me perdones; Keiji no ha sido la única persona a la que he ofendido, ¿Podrías... Considerar mi súplica?

—Te perdone en el momento en que me consolaste cuando Keiji no llamó, en el momento en que me apoyaste y fuiste fuerte; aún cuando tú también estabas preocupado —los ojos cansados de su esposo se iluminaron y unas pequeñas lágrimas se acumularon a su alrededor; no se molestó en ocultar su vulnerabilidad, nunca más lo haría.

—Gracias. Gracias, gracias —los ojos de su esposa se achicaron a la vez que una sonrisa se extendia en su rostro. Su perdón y consiguiente reconciliación fue pactada por un abrazo entre ambas personas.

• • •

Un par de mechones oscuros sobre un rostro tranquilo era el panorama que contemplaba casi todas las noches, al despedirse y desearle dulces sueños.

GERANIOS [BOKUAKA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora