"Cálido"
Esa era la palabra que empleó Koutarou para referirse al lugar. Por esto mismo, había decidido quedarse en él hasta el fin del mundo si se lo permitían.
Si en ese momento alguien le hubiera preguntado dónde estaba, no habría sabido contestar; ni siquiera sabía cómo había logrado llegar sin sufrir algún accidente. Pero, que él no supiera cómo llegó ahí, no significaba que a otro no se le hubiera ocurrido ir a buscarlo a ese lugar.
—Sabía que te encontraría aquí —el de cabello gris volteó a verlo.
—¿Cómo lo sabías si ni siquiera yo sé en dónde estoy?
—¿Seguro? ¿Ya volteaste a ver el lugar o la bebida que tienes en la mano? —no lo había hecho y esas preguntas no tenían el impacto necesario para animarlo a hacerlo en ese momento—. Joder, ¡Nos diste un buen susto, Koutarou! —no se dirigió hacia su persona con el tan apreciado apodo; su amigo estaba preocupado.
—Perdón.
—No te preocupes —dictaminó mientras se sentaba a su lado y pedía la misma bebida que su amigo—. Pero no vuelvas a hacerlo, ¿Bien? —lo volteó a mirar para detectar cualquier emoción por parte del otro; le sorprendió no hallarlo con el rostro rojo e hinchado por las lágrimas. «¿Él no lo ha...?»
—Bien —dijo de manera queda mientras apartaba sus ojos de los contrarios.
Quedaron en silencio durante un rato, hasta que uno de ellos volvió a abrir la boca.
—¿Por qué viniste? —el otro se sorprendió e, incluso, se ofendió por la pregunta.
—¿Qué es esa pregunta, tonto?
—Lo siento, es que no lo entiendo; tú tienes una familia a la cual debes atender, no a un amigo que...
—Acaba de perder al amor de su vida —lo soltó sin una pizca de maldad y, sin embargo, el otro abrió los ojos al máximo. Sí, era cierto, acababa de perder al amor de su vida, pero que otra persona lo dijera en voz alta era sorpresivo y, que esa persona fuera su mejor amigo, lo hacía el triple de sorpresivo e impactante para él. El que sólo él lo dijera, era una cosa, pero que un tercero lo mencionara en voz alta, le hacía perder toda esperanza de que aquello sólo fuera un mal sueño—. Perdón, no tuve que decirlo de esa manera.
—No te preocupes, mentira no es— mencionó de una manera cada vez más queda y encorbandose cada vez más—. Pero ojalá lo fuera —lo dijo tan bajo que su acompañante no lo escuchó.
—¿Cuánto tiempo más planeas quedarte aquí?
—El que sea necesario. Con tal de no regresar a ese lugar —a casa.
—Entiendo, pero el lugar está por cerrar y no te podrás quedar tanto tiempo. Así que, vamos.
—¿A dónde? —no había cambiado de posición, sólo giró levemente la cabeza para poder mirarlo.
—A mi casa.
—¿No le molestará a Kenma?
—De verdad que hoy haces unas preguntas tan innecesarias —sonrió de una manera amigable y divertida. El otro no lo hizo.
—No quiero ser una molestia.
—Andando, estacioné el carro a unas cuadras. Afuera está oscuro y solo y no quiero que nos asalten.
—No respondiste mi pregunta.
—Bro, nunca fuiste y nunca serás una molestia —lo miró serio—. Aunque si te escapas sin avisarle a nadie, sí que te vuelves un dolor de cabeza.
—Perd...
—¡Vamos! Tengo que avisarle a tus padres que pasaras un tiempo en nuestra casa.
Y caminando uno al lado del otro, llegaron al carro de su amigo; habían subido a él incontables veces las dos parejas y, el recordar esos momentos, solamente logró deprimirlo aún más. Esto no pasó desapercibido por el conductor, pero decidió no hacer nada; a pesar de los años de amistad, no sabía cómo tratar de manera completamente eficaz esta faceta de su acompañante.
«Koutarou, perdón, pero no soy Akaashi». Y con este pensamiento y un nudo en la garganta, arrancó en dirección a su hogar.
ESTÁS LEYENDO
GERANIOS [BOKUAKA]
FanfictionEl superar la muerte de un ser querido no es algo que debiera realizarse de manera solitaria y, de la misma manera, las personas afectadas no tienen por qué superarla de la misma manera. ••• - Esta historia se originó en un momento de pérdida para m...