13.

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—Ahora todo está listo.

—Bien —un joven despeinado asintió sin mostrar emoción alguna.

—El piso destinado para el difunto es el tercero y está todo listo para que sus allegados se puedan despedir y si gustan, puedan velarlo. Mañana a las 10:00 AM será llevado para ser cremado, ¿Tienen alguna duda?

—No, todo claro. Muchas gracias —su madre sonrió amablemente.

—Bien, quedo al pendiente por cualquier cosa. Con permiso.

Luego de que se retirara el encargado del cuidado de Keiji antes de la llegada de sus seres queridos, el señor Akaashi habló:

—Ya se le ha avisado a todas las personas que lo querían. Si gustas, ve tú primero; tomate tu tiempo y avísanos cuando podamos subir, ¿Sí?

—Gracias.

Las escaleras eran en caracol y, a pesar de haber elevador, optó por las primeras para llegar con su amado. Al llegar al tercer piso, podría haber asegurado que su corazón se detuvo durante un breve instante; al igual que el resto de su cuerpo. «Tú puedes hacerlo». Una puerta lo separaba del lugar donde se hallaba el amor de su vida y no estaba seguro de ser tan fuerte como para hacerlo solo; por ello, decidió bajar de nuevo y decirle a los padres de Keiji que deberían hacerlo juntos. Ellos, con una sonrisa triste, asintieron y lo siguieron; al parecer, ninguno tenía problema con retrasar un poco más su reencuentro.

Pero, cuando la puerta se encontró en su camino, nadie supo quién debía avanzar primero.

—Adelante.

—Bokuto, hazlo tú. Por favor —dos pares de ojos suplicantes le otorgaron el impulso requerido para empujar aquella gran puerta.

La apertura del gran trozo de madera tallado, pulido y barnizado fue acompañado de un pequeño sonido que irrumpió en el silencio del lugar; marcando de esta manera, el inicio de algo que nadie creyó vivir.

GERANIOS [BOKUAKA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora