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El hombre de cabellera oscura miraba con detenimiento a su amigo, que se hallaba en reposo absoluto en la cama de un hospital tras haber sufrido una recaída más.

Suspiró, exhalando lentamente el aire previamente contenido.

—¿Qué será de ti, amigo mío? ¿Qué será de Koutarou? —cerró los ojos y apoyó con pesadez sus brazos que sostenían su rostro sobre los muslos— ¿Qué será de Kenma? —una fina línea se formó en su rostro; iniciando en su ojo izquierdo y culminando en su quijada— ¿Qué será de todas las personas que te amamos?

Su amigo no lo escuchaba y, aún así, se silenciaba para no incomodarlo con el sonido de su llanto.

Después de fallar al intentar guardar silencio por un par de minutos, la voz de su amigo le sorprendió:

—No sé cómo reaccionaría Kenma si te viera de esta manera, Kuroo.

—Akaashi...

—Supongo que le sorprendería al inicio. Ya que tu personalidad no va con las lágrimas, ¿No?

—Supongo, sí —sonó su nariz y rió, quedo.

Pasaron un par de minutos antes de que cualquiera de los dos emitiera un sonido. Si bien, el silencio era agradable, Kuroo prefirió interrumpirlo.

—Debería avisar que despertaste —hizo ademán de levantarse; sin embargo, su amigo lo detuvo.

—Por favor, no.

—¿Qué? Pero deben checarte, saber si estás bien.

—Ambos sabemos que no hace falta.

Un nudo en su garganta se formó tras escuchar aquello.

—¿Akaashi?

El nombrado suspiró.

—Necesito un respiro.

—¿Un respiro? ¿Deseas que te deje solo? Sabes que no podría hacerlo, Koutarou nunca me lo perdonaría —terminó de ponerse en pie.

—No es necesario que te marches. Sólo, disfrutaría mucho si me tratas como solías hacerlo antes de... Esto.

—¿De qué hablas? No he dejado de tratarte de esa manera.

—Kuroo, por favor. Antes de esto nunca habías sentido culpa y la habías canalizado como preocupación hacia mi persona —aguardó un par de segundos y continuó:— por favor, tengamos una charla sin que te preocupes por mi bienestar, ¿Sí?

Kuroo demoró en responder; sin embargo, al hacerlo asintió.

—Bien —volvió a tomar asiento y aguardó en silencio; esperando que el otro iniciara la conversación deseada.

—¿Cuándo fue la última vez que platicamos en serio?

Kuroo sonrió.

Curiosamente, no tengo la menor idea. Debió de haber sido hace tanto tiempo que ya no lo recuerdo.

—Recuerdo una ocasión en la que me platicaste que planeabas ir de paseo con Kenma; por su aniversario.

—¡Vaya! ¿Lo recuerdas?

—¿Por qué no lo recordaría?

—Bueno, pensé que en esa ocasión estabas tan drogado que ni siquiera sabías con quién hablabas.

GERANIOS [BOKUAKA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora