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Era un lugar amplio y sobrio; perfecto para un velorio.

Cuando ingresaron al lugar, los tres se tomaron de las manos y se dirigieron de inmediato hacia el ataúd que se encontraba al otro extremo; lugar donde la luz del exterior daba una vista consoladora.

Un sollozo se escuchó en cuanto se pararon frente al féretro y no pasaron muchos segundos para que fuera acompañado por otros dos; al poco tiempo, los tres sollozos se transformaron en llantos profundos que no fueron acallados por ninguno de los presentes.

Luego de recuperar la compostura, la señora Akaashi fue la primera en hablar:

—Se ve... Tranquilo.

—Sí...

—Espero haya encontrado paz.

Y tras decir lo anterior, los tres se dieron un tiempo a solas con el joven difunto; siendo que el vidrio que separaba el cuerpo inerte del exterior, recibió tres besos llenos de amor provenientes de tres personas distintas.

—Descansa, amor...

GERANIOS [BOKUAKA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora