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El piso que había sido designado para acompañar a su hijo tenía un balcón, lugar en el cual, se hallaba un joven con la mirada perdida en el horizonte. Al encontrarse tan concentrado en sus pensamientos, no se percató de que alguien había decidido acompañarlo hasta que éste habló:

—¿Kenma? —el nombrado se sobresaltó y giró su rostro hacia el dueño de aquella voz.

—Sí. Perdone por no haber entablado una conversación más duradera con usted al llegar.

—Oh, no te preocupes. No hacía falta —el menor asintió y regresó su vista hacia el exterior—. Koutarou me dijo que tú y mi hijo eran cercanos.

—Sí, lo éramos.

—Lamento no haber convivido más con ustedes dos; es vergonzoso no haber tratado como es debido a las personas más cercanas a mi hijo. ¡Inclusive estuviste siempre a su lado y nunca tuvimos oportunidad de hablar como es debido!

—No tiene por qué disculparse. Él nunca lo culpó —el mayor sonrió, melancólico.

Ninguno de los dos agregó algún comentario más durante los siguientes minutos; no hacía falta. No fue hasta que el padre de Keiji decidió regresar que volvió a hablar:

—Lamento no haberlo dicho antes pero, gracias; por cuidar tanto de mis muchachos. Me alegra saber que Keiji fue verdaderamente amado y que Koutarou lo es inclusive sin que él se encuentre.

El joven no tuvo tiempo de responder debido a que, cuando giró su cuerpo para ver el rostro del contrario, este ya no se encontraba.

GERANIOS [BOKUAKA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora