Se sentía extraño. Era más que eso, sin embargo, era la mejor manera de describir la sensació en su interior. A medida que su mente volvía a acomodarse luego de casi haber muerto, Nash empezaba a darse cuenta de lo absolutamente desconcertantes que se habían vuelto las cosas. De cierto modo se sentía como si después de haberse quedado inconsciente unas horas, despertara para estar en una especie de realidad que no tenía mucho sentido.
Para empezar, no podía creer que Miguel hubiera vuelto a aparecer luego de estar en silencio por días. Y si bien estaba molesto con él por haberlo dejado solo lidiando con aquel embrollo, no podía odiarlo o guardarle rencor, en especial cuando recibía esas miradas de cachorro angelical por su parte. Además no creía que estuviera haciéndolo a propósito. Pero por sobre todo lo entendía de cierta manera; vamos que Miguel le dijo que recibió órdenes de su padre para no entrometerse más. Y teniendo en cuenta quién era ese "padre", Nash solo podía hacerse a una idea de lo que implicaría desobedecer. Él mismo Nash tenía un padre controlador que no aceptaba un no por respuesta. No quería ni imaginar lo que sería tener un padre todo poderoso capaz de desparecer tu existencia ante el menor signo de insubordinación.
Por otro lado, no lo perdonaría aún. Porque casi murió y anque no era del todo culpa de Miguel, se sintió abandonado y aún no estaba listo para dejar ir ese sentimiento de enojo. Hasta entonces seguiría enfadado con el arcángel.
Lo siguiente en la lista de cosas que no entendía era como se le ocurrió la oh maravillosa idea de golpear a Gabriel. Un jodido arcángel que bien pudo haberlo partido por la mitad cuál palillo de dientes. En verdad, que soltar un puñetazo a un ser divino era de las cosas más insensatas que había hecho, incluso más que aceptar ser el guardaespaldas del diablo. De seguir así, no le sorprendería que su suerte por fin lo abandonara y terminara muerto por ahí.
Tercera cosa en la lista, la manera en que Samael parecía estar al pendiente de su seguridad. Lo demostró al prácticamente esconderlo tras su espalda solo por si a Gabriel le daba por intentar matarlo. Y luego cuando volvían al interior de la cabaña Nash tuvo un pequeño mareo y casi se desmayó. Samael estuvo ahí para evitar que de cayera al suelo. Y no es que el ángel de la muerte de pronto se portara más amable con él, al contrario, seguía dándole miradas escrutadoras, solo que parecían menos amenazantes. No tenía sentido.
Y luego estaba el mayor de sus dilemas. Lucifer, como no podía ser de otra manera. El rubio seguía siendo tan molesto como siempre, sin embargo había estado siguiendo cada uno de sus movimientos, como si lo vigilara. Y eso creaba cierto grado de consciencia sobre si mismo del que Nash no podía deshacerse. Se sentía torpe, alerta y de cierto modo agusto con la repentina atención de Lucifer. Ni siquiera quería empezar a desglosar ese último sentimiento porque la verdad no quería saber a qué se debía.
Ya de por sí era demasiado impactante y confuso saber que Lucifer, el diablo mismo, evitó que muriera. Azazel le explicó cómo sucedió y aunque se sentía horrorizado al saber que otro ser humano tuvo que morir para qué el viviera, en el fondo estaba agradecido por no estar muerto. Eso por supuesto no quitaba el hecho de que seguía sin creer que Lucifer realmente se haya preocupado por su vida l. Y no se atrevía a preguntarle directamente por temor a recibir una respuesta directa e insensible.
Sacudió la cabeza. En algún momento debía ponerse al día con lo que estaba pasando, como por ejemplo los tres prisioneros que mantenían en el cobertizo, custodiados por Gabriel. Pero le estaba tomando tiempo hacerse a la idea por lo que simplemente se daría tiempo para asimilar. Porque en verdad corría el riesgo de sobrecargar su cerebro con información y estropearse más de lo que ya estaba.
De momento se concentró en preparar los hotcakes que al parecer serían la cena para él y Lucifer ya que ninguno de los presentes necesitaba consumir alimentos. Era esa la razón por la que le tocó preparar los hotcakes en primer lugar. Ninguno de los otros sabía cocinar. Tampoco es que Nash lo hiciera de maravilla pero al menos podía seguir las instrucciones de la caja de hotcakes.
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La Oscuridad Seduce ©
General FictionPortada cortesía de @UmbraBlack 🖤 ¿Te rendirías ante el señor de la oscuridad? ¿Lo harías incluso si va en contra de todo en lo que crees? ¿Protegerías y soportarías su mimado y exasperante trasero por el bien de la humanidad? NO copias NO adaptac...