27. Lo que fue y lo que nunca será de nuevo

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Capitulo dedicado a  Mac_009 ¡Feliz cumpleaños 🎉🎂🎉!

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Esto es justo lo que había querido. Su mano atravesó el pecho del ángel que había intentado atacarlo. No tuvo piedad, tomó su corazón y lo extrajo en un desastre sanguinolento. El ángel se estremeció, sus ojos se quedaron sin ese brillo de la divinidad, cayendo al suelo sin vida. La oscuridad que lo invadía se estremeció de pura felicidad. Antes de pensarlo dos veces, Lucifer se llevó le corazón a la boca y pasó su lengua recogiendo un poco de la sangre. Sus ojos se avivaron como las llamas gemelas del averno que eran.

—Delicioso— se relamió los labios dándole una mirada socarrona a su Padre, su creador. Fue en extremo satisfactorio verlo apretar la mandíbula. Oh, él estaba perdiendo la calma, odiaba que sus queridos pajaritos estuvieran siendo tratados de manera tan cruel—. Tú los trajiste hasta aquí, no me veas como si fuera un monstruo. Bueno, lo soy, pero te di la opción de detener esto. De hecho, aún puedes cambiar de opinión. Es de sabios hacerlo. O eso dicen.

—No traeré de vuelta al chico— Padre sacudió la cabeza, sus ojos refulgían de ese color dorado que dejaba en claro lo cerca que estaba de perder su mierda. Si liberaba todo su poder Lucifer no podría vencerlo, pero no importaba. Quería empujarlo a qué perdiera el control, porque si desplegaba una cantidad considerable de energía, había altas posibilidades de que desestabilizara tanto el plano existencial humano como para crear en el un daño irreparable. Eso por si mismo sería una jodida victoria.

— Ayudaste a qué muriera, es lo menos que podrías hacer.

—Entiende de una vez— dijo Padre avanzando con paso decidido, haciendo aparecer una larga espada en una de sus manos. Era una cosa hermosa, cargada de poder divino. Un solo corte  y Lucifer se retorcería de dolor. Ya había probado que tan magnífica era en ese aspecto—. Era su destino. No cambié nada, él iba a morir. Solo hice que pasara más rápido y tal vez no me creas, pero le evité una gran cantidad de dolor. Empujé a que Belial acabara con el asunto antes del tiempo que debía tardar originalmente.

—Mientes.

—Es la verdad, Lucifer— Padre suspiró—. Y en todo caso esto es en gran medida tu culpa.

—No te atrevas…

—¡Ya basta!— el grito fue acompañado por una ráfaga de poder y de no haber tenido los pies bien plantados sobre la tierra, lo habría hecho salir volado, como sucedió con muchos de sus demonios—. ¿Sabes por qué esto te está afectando tanto, por qué estás tan enojado?

—Porque estoy harto de toda tu mierda pragmatica y misteriosa sobre el destino esto, el destino lo otro. Porque me he dado cuenta de que incluso si dejé el cielo envuelto en cenizas y oscuridad, sigo estando a tu mereced. Y de ahora en adelante voy a seguir mis propias reglas, lo que debí haber hecho hace mucho. Si para eso debo matarte, lo haré, ya no me importa. Ni siquiera si eres mi padre.

—Sigues tan equivocado. Siempre tan soberbio, tan lleno de esa arrogancia intoxicante— el creador se pasó una mano por el cabello con irritación. Lo apuntó con su espada en un gesto prepotente que Lucifer odio con su alma entera—. No has estado a mi merced desde que dejaste el cielo. El verdadero problema es que te volviste prisionero de esa oscuridad a la que recurriste para rebelarte. Cuando fuiste expulsado, encerrarse esa oscuridad. Piensa en ella como una caldera. La pusiste a máxima potencia y luego solo cerraste la puerta y cada punto de salida. La presión se fue acomulando, esperando el momento más inoportuno para reventar y destruir todo a su paso.

—No sabes de lo que hablas.

—Sabes que eso no es cierto. Sabes que tengo razón. Cediste una vez a la oscuridad y luego trataste de ignorarla, eso fue un grave error, porque hijo, hasta la oscuridad necesita un equilibrio. Y tú te negaste a verlo. ¿Crees que Gabriel realmente hubiera sido capaz de restringir tus poderes si hubieras estado equilibrado con tu oscuridad? — sacudió la cabeza. No. Eso no tenía ningún sentido—. Pudiste haber evitado tantas cosas de no ser por…

La Oscuridad Seduce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora