Extra 9: Corpóreos (2)

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En el momento en que sintió el tirón del viaje se resistió. Quizá Luzbel fuera mucho más poderoso que él, pero sin lugar a dudas podía oponer resistencia y frustrar sus patéticos planes. Maldito fuera si creía que iba a salirse con la suya. No sabía a qué lugar pretendía llevarlo Luzbel, pero se aseguró de que no lo lograra, así que ambos terminaron cayendo duramente en un lugar desconocido.

Satanás gruñó por el impacto contra una superficie líquida. Por un momento no pudo respirar por lo repentino del contacto, con su cuerpo hundiendose y siendo atraído a las profundidades. Hasta que se recordó que podía respirar, porque no era una criatura mortal y por lo tanto un poco de agua no iba a matarlo. Con un gruñido empezó a nadar hasta que logró volver a la superficie.

—¿Qué carajo pasa contigo?— Luzbel también salió a la superficie solo unos segundos después, con cabello oscuro apelmazado a causa de la húmedad. Sus ojos rojos destellaron con una evidente irritación—. De todos los lugares a los que podías llevarnos tenía que ser al agua.

—¡Es tu puta culpa!— gritó dando un manotazo en el agua salpicando por todos lados—. No tenías ningún derecho de traerme contra mi voluntad.

—Pudiste haber esperado a que nos llevara a cualquier otro lugar antes de hacer este movimiento estúpido.

—Como si un poco de agua fuera a matarte. Ojalá, pero es demasiado pedir ¿Verdad?— rodó los ojos empezando a nadar hacia la orilla—. Además no podía permitir que me llevaras a dónde querías. No iba a correr el riesgo de que me dejaras encerrado.

—¿Acaso crees que soy un demente?

No se molestó en responder porque era inútil. Y por supuesto que creía que ese molesto ser era un salvaje. Un imbécil integral que solo le gustaba molestar y hacer su voluntad sin preocuparse por la opinión de los demás. Sabía que Luzbel difícilmente sabía lo que era la empatía, no tenía la menor idea de las reglas básicas de la interacción social, pero…joder, era demasiado exasperante y no tenía justificación alguna.

Daba igual, tampoco tenía la intención de mostrarle la manera correcta de comportarse, porque no era su responsabilidad. Que se jodiera Luzbel. En cuanto llegara a la orilla volvería al infierno y se alejaría lo más posible de él. Estaba seguro de que si se lo pedía a Nash, se aseguraría de que el molesto ser lo dejara en paz. No es que fuera incapaz de defenderse, pero por una vez no quería crear caos al iniciar una rencilla absurda con Luzbel. Quería disfrutar de la oportunidad que Baphomet y Gabriel le dieron al volverlo corpóreo; disfrutar significaba que no iba a desperdiciar su escaso tiempo lidiando  con alguien que no entendía el concepto de espacio personal.

Cuando salió del agua se sacudio un poco, chasqueando los dedos para secarse. Solo entonces se permitió ver a su alrededor. Hmm, al parecer habían terminado en lo que parecía ser un lago, la superficie estaba volviendo a la calma luego de su aparatoso aterrizaje. De hecho era un lugar muy bonito, el agua clara, había grandes rocas a los alrededores así como troncos de árboles que debieron haber caído hacía mucho.  La playa que bordeaba el lago estaba llena de guijarros y arena oscura. Se extendía por unos cincuenta metros antes de que los árboles empezaran a formar un bosque que se iba espesando de a poco.

La Oscuridad Seduce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora