55. Estar vivos

4K 526 108
                                    

Su dedo se deslizó por la mandíbula de Nash

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Su dedo se deslizó por la mandíbula de Nash. El rastrojo oscuro en su mentón y mejillas se había vuelto un poco más espeso. Bueno, nada sorprendente teniendo en cuenta que Nash no se había afeitado en toda una semana. Era un poco sexy si debía ser sincero, y Lucifer aún no era capaz de decidir cómo le gustaba más, si con sus mejillas despejadas y tersas o con la ligera barba que dejaba una sensación rasposa en la punta de sus dedos. Nash soltó un murmullo y hundió el rostro en la almohada para seguir durmiendo. Lo mismo que había estado haciendo durante más de una semana.

Luego de por fin derrotar a la perra mayor y volver al infierno, Nash estaba casi inconsciente a causa del agotamiento. Lucifer lo llevó en brazos a la habitación que compartían y luego de darle un baño para lavar la sangre y suciedad que lo impregnaba, lo metió a la cama. Desde entonces Nash había despertado a medias solo un par de veces para comer, usar el baño y tal vez tomar una ducha. Lucifer no iba a mentir, era un poco gracioso verlo en modo zombie, arrastrado los pies y respondiendo por medio de gruñidos adormilados. 

Por otro lado, puede que se haya puesto un poco ansioso a medida que los primeros días transcurrían y Nash seguía sin dar señales de despertar del todo. Lo único que había impedido que perdiera la calma era saber que sus energías se estaban reponiendo, con lentitud, pero cada día era más fuerte.

—Supongo que eres el único ciervo que necesita hibernar, eh Bambi— le susurró en tono divertido antes de presionar un beso en su mejilla y dejar la cama. 

La idea de alejarse Nash le molestaba, especialmente cuando estaba en aquel estando vulnerable, sin embargo tenía cosas que hacer. Además se iría solo por unas horas, pero por sobre todo, Nash no se quedaría solo. Con dos ángeles guardianes aquello era más bien imposible. Dichos ángeles estaban en la sala, desparramados en el sofá viendo alguna comedia estúpida en la televisión. Elyon estaba absorto por completo, con una expresión de concentración que parecía casi adorable. Gabriel fue el único en reaccionar cuando Lucifer salió de la habitación. 

—Vuelvo en un rato— dijo en tono indiferente.

—¿Sigue durmiendo?

—Sí. Y no parece que vaya a despertar pronto.

Un tarareo fue la respuesta del ángel, así que no se molestó en prestarle más atención. Salió del enorme apartamento y en el pasillo decidió que tenía ganas de caminar un rato, así que optó por ir andando hacia su próximo destino. Le tomó un tiempo llegar hasta la sala de entrenamiento en donde sabía que encontraría a quien estaba buscando. Sonrió al ver cómo Samael estaba enfrascado en una sesión de lucha con Daen.

Lucifer se deslizó silenciosamente a un costado, yendo a pararse junto a Miguel y Brogan, que observaban el combate. El perro del humano también estaba ahí, sus grandes ojos oscuros le dieron una mirada al señor de la oscuridad, tembló un poco, mas no retrocedió. Eso lo hizo sonreír porque la mayoría de animales del plano existencial humano le temían y huían gimoteando ante su presencia. No ese perro, sin embargo. Era extraño.

La Oscuridad Seduce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora