Epílogo 2: No importa lo que fuiste antes, importa lo que eres ahora

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Soltó un gruñido poniéndose de pie, observando todo a su alrededor

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Soltó un gruñido poniéndose de pie, observando todo a su alrededor. Aquel jardín no tenía salvación. Incluso si usaba sus habilidades de demonio, no lograría que aquello luciera decente. O tal vez es solo que no le gustaba demasiado esa casa. Le hacía pensar en el tiempo en que Brogan vivió  en aquel lugar, atravesando las malas rachas en completa soledad.

Buscarle una nueva casa no estaría mal. Después de todo al ser un  humano, Brogan no podía quedarse en el infierno de manera indefinida. Necesitaba volver a su plano existencial de origen cada poco.

El problema era averiguar cómo plantearle la idea sin que pareciera que estaba obligándolo a mudarse. No tenía idea de si su humano sentía algún cariño por aquella casa, porque los humanos solían apegarse mucho a las cosas materiales. Y eso sería un problema. Soltó otro suspiro, que se convirtió en un grito de sorpresa cuando sus pies se despegaron del suelo y su mundo se inclinó.

—¡Oye!— había estado tan ensimismado que ni siquiera sintió que su humano se acercaba. Eso era imperdonable.

—Has estado afuera por horas— Brogan besó su mejilla—. Hace calor y estás lleno de tierra. Tienes hasta en el cabello.

—Estoy tratando de arreglar el jardín. Déjame.

—Suficiente por hoy, engendro. Hora de un baño.

—No necesito uno.

—Pero yo sí.

Protestó solo por la costumbre, ya que ni siquiera intentó bajar de los brazos de Brogan, en su lugar le rodeó los hombros, fingiendo estar enfurruñado, solo porque había una reputación que mantener. Lo cierto es que eso quedó olvidado en cuanto Brogan le quitó la ropa y lo empujó dentro de la ducha entre besos y caricias.

Era tan jodidamente fácil perderse en su  toque, embriagarse con su aroma, la calidez de su tacto, la sensualidad de sus sonrisas. Antes de darse cuenta, Daen estaba completamente entregado a la causa, aferrándose a sus hombros, con las piernas enganchadas en torno a su cintura, recibiendo las poderosas estocadas que lo hacían sentir lleno de la mejor manera posible. Y por un instante, el asunto del horrible jardín y la posible mudanza, quedó en segundo plano.

***

Un par de horas después, Daen observó a su humano, que estaba inmerso en un sueño profundo. Su respiración era constante y su expresión relajada. No pudo detenerse de acariciarle la mejilla con los nudillos. Le gustaba tanto, argh. Diría que extrañaba los días en que podía ignorar lo mucho que Brogan le importaba, pero entonces estaría mintiendo y Daen estaba harto de eso.

Quería a ese humano. Y al diablo con ocultarlo.

Pensando en eso se dijo que bien podía prepararle algo de comer. Un sándwich o varios para la cena, era todo lo que Daen sabía preparar porque nunca necesitó comer en el plano existencial humano. Tal vez le estaba agarrando el gusto por culpa de Brogan. De todos modos no sabía cocinar y dudaba que un día aprendiera a hacerlo bien. Entonces un sándwich era mejor que nada; el problema es que la alacena y el refri estaban casi vacíos. Soltó un bajo gruñido, porque eso era inaceptable, su humano debía aprender a tener comida siempre disponible.

La Oscuridad Seduce ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora