... confías en mí

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KIM TAEHYUNG

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Para la mayoría de personas viajar en motocicleta sería genial. Especialmente si no ocupan el puesto de conductor. Pero Taehyung podía dar un montón de razones bien argumentadas del por qué viajar en la parte de atrás de una moto era todo menos genial cuando el conductor acababa de obtener, por los pelos, su licencia.

-- ¡Joon, nos vas a matar! -- protestó aferrándose a su amigo con su único brazo sano.

-- ¡S-sólo agárrate bien! ¡Me distraes!

Tae vio los últimos años de su vida pasar ante sus ojos junto a la carrocería de un gran camión que habían rebasado por poco. Bueno, lo que podía ver de ella con el casco de Namjoon. Nunca se lo ponía bien. Otra razón para imaginarse desangrado en la carretera.

Irónicamente sus viajes al hospital siempre eran así. A menos que Taehyung tomara el autobús o caminara por dos horas. Pero eso era algo aburrido. Aunque odiaba viajar así, era algo emocionante poner en riesgo su vida. Y qué mejor forma de hacerlo que, casi a diario, con su mejor amigo.

Cuando llegaron, Tae dejó de clavarle las uñas a su amigo y sintió la adrenalina disiparse. Bajó de la moto, renovado, y esperó a que Namjoon acomodara el vehículo en el parqueo.

-- La siguiente tomemos el autobús... -- suspiró Namjoon, quitándole el casco a Tae con cuidado.

-- Creí que debías practicar -- refutó Tae preguntándose cómo le hacía Namjoon para cumplir con su trabajo sin morir en el intento. Tal vez era mejor que siguiera haciendo las entregas en bicicleta.

-- Lo haré... uhm, luego.

Tae lo miró con escepticismo.

-- Sí, claro.

-- Sí lo haré. Esa cosa vale más que mi vida. Si le hago un rayón perderé la paga de un mes entero.

Tae rio. Era divertido ver a su mejor amigo fuera de su zona de confort. Aunque eso no evitaba que se preocupara por su seguridad. Namjoon no era el tipo de persona que disfrutaba de la velocidad. Pero sí era extremadamente torpe. Una combinación desafortunada.

-- Okay. Mientras no te mates...

-- Ya. No me molestes -- rio, despeinado a Taehyung. -- Vamos.

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Una vez Taehyung se despidió de Namjoon, subió hasta la tercera planta. Y, como esperaba, encontró a Jungkook en la sala de espera.

Usualmente era Tae el que hablaba y el chico sólo escuchaba. De vez en cuando, comentaba algo. Pero era un tanto difícil lograr que riera. A veces, Taehyung creía que era porque le faltaba un toque de gracia a sus monólogos y bromas. Pero eso era sencillamente imposible. La única explicación viable era que Jungkook era el problema. Tal vez era demasiado tímido o demasiado desconfiado... o una mezcla de los dos. Fuera así o no, esa era la teoría que manejaba Taehyung acerca de su nuevo amigo. Al menos hasta esa tarde.

Y, mientras tanto, pienso en ti  [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora