... se avecina la tormenta

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MIN YOONGI
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No quería quedarse solo. Tenía sus razones y, pese a que él mismo las consideraba estúpidas y poco válidas, no dejaban de ser verdaderas. Tal vez por el cansancio, la vieja sala de música comenzó a ser más sofocante. ¿Por qué se había puesto a sí mismo en esa situación? ¿Qué hacía cómodamente sentado frente a un piano? Había renunciado a ello. Él, Yoongi, ya no tocaba el piano. Ya no podía hacerlo. Pero, ¿era cierto? ¿o trataba de engañarse a sí mismo?

Quizá por todas esas noches sin dormir y por tener la mente nublada, Yoongi cedió. Con suavidad pasó su dedo anular por un tecla en el centro del piano. Levantó algo de polvo y la bordeó como si tuviera que leerla en braille. Luego, ejerció una mínima fuerza y la hundió. El sonido fue inmediato y sucio. Yoongi retiró la mano como si el contacto con el instrumento le hubiera quemado la piel. Una sensación familiar recorrió su espalda, irguiendo su postura. Su mirada estaba fija en esa tecla. No pasó mucho más de unos segundos hasta que se vio a sí mismo tocando la misma nota otra vez.... y otra vez, y otra vez, y otra vez, como si tuviera que comprobar que siguiera emitiendo sonido cada pocos instantes. Iba aumentando el ritmo. Tal vez era un impulso o su ansiedad tomando forma. Casi tenía miedo. No quería cambiar de tecla y encontrarla rota. Sin embargo, esa incertidumbre se convirtió en una necesidad latente. Quería descubrirlo.

Su mano se desplazó por el teclado como la de alguien a ciegas, palpando la perilla del lugar en el que ha vivido toda su vida. Reconoció la introducción de la última pieza que había tocado en esos malditos concursos... La partitura se dibujaba en su mente, pero no la obedecía. Iba casi dos tiempos más rápido. El piano se lamentaba y algunas teclas no emitían un sonido familiar, sino un crujido o un silencio doloroso. Sin embargo, la sensación táctil era la misma. En su mente, flashes de recuerdos comenzaban a abrumarlo.

De pronto, escuchó claramente como la puerta de la sala de música se cerró. Jimin habría regresado... Yoongi fue consciente de que lo estaba escuchando tocar el piano. Por alguna razón, eso lo instó a seguir hasta el final, como un corredor al ver la meta tan solo dibujarse como un espejismo... Respiraba con cierta superficialidad y comenzaba a perder algunas notas de vista. Se oía terrible. Pero debía terminar. A los ojos de cualquiera, tal vez estaba perdiendo la cabeza. A su juicio, días después, estaba tratando desesperadamente de salir de las ruinas en las que se había encerrado a si mismo hace muchos años.

Terminó la pieza con cierto estruendo. Frenando en las mismas teclas, apoyado en el instrumento.

-- ¿Escuchaste? -- balbuceó tratando de regular su respiración.

Jimin pareció dudar antes de responder.

-- Solo un poco.

-- Está roto -- recalcó, como si tuviera la necesidad de recalcar lo obvio. Como si quisiera cortar los lazos que había hecho entre sí mismo y ese piano en particular, al pensar que eran iguales. Él no estaba tan roto ¿verdad?

Escuchó un pequeño ruido de asentimiento por parte de Jimin y lo vio acercarse a la banqueta. Cómo quería ser una persona normal y poder tocar el piano para él, en lugar de tenerlo como espectador de su miseria. Odiaba tanto que fuera Jimin quien estuviera ahí en ese momento y al mismo tiempo, no podía pensar en otra persona en lo absoluto. Pensó en irse, levantarse y salir recogiendo el poco orgullo que le quedaba. Pero no pensaba con claridad ni tenía mucha fuerza como para sobreponerse con la furia que surgía de su frustración. Estaba temblando un poco.

Tras un breve silencio, Jimin hizo el gesto de acercar una mano hacia él... Yoongi no pudo evitar apartarse para impedirlo. Tuvo el impulso destructivo de gritarle que se fuera y lo dejara solo. Pero conocía a Jimin. No se iría. Era capaz de quedarse incluso si lo lastimaba con sus palabras. Mordió su labio inferior con algo de fuerza. No quería descargarse con él.

Y, mientras tanto, pienso en ti  [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora