... visitamos un lugar especial

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Min Yoongi
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-- No quiero volver a Seúl.

Yoongi pensó en voz alta, luego de un silencio bastante cómodo. Estaba sentado al lado de Jimin en la pequeña cafetería de una posada para campistas. Estaban fuera de la cuidad de Busán, apreciando la vista desde un pequeño ventanal junto al que habían escogido en su mesa. Fuera, los árboles sin follaje y amplias ramas secas se suavizaban con gentiles capas de nieve. Estaban ahí sólo de paseo, ya que ni el clima ni el tiempo que les quedaba iba muy a su favor como para acampar. Pero era agradable porque estaba con Jimin.

-- Yo tampoco -- coincidió el menor rodeando su taza de té con ambas manos para entrar en calor -- ¿Y si nos hacemos mochileros y seguimos viajando para siempre?

Como en los últimos tres días, Jimin llevaba puesto un cubrebocas. De todas formas, Yoongi podía verlo sonreír cuando sus ojos se achicaban en dos pequeñas curvas.

-- No durarías una semana sin tu suministro de drogas -- bromeó, tratando de desviar su atención, ya que lo había mirado fijo descaradamente.

-- Oye. No dije que viajemos por donde no hayan farmacias.

-- ¿Y qué quieres, asaltarlas? -- preguntó, siguiéndole el juego -- Porque dinero, no tendremos -- aclaró y le dió un sorbo a su café.

-- Podríamos -- respondió Jimin. Su voz tenía una cadencia que se dividía en estar ofendido y a la defensiva -- Puedo ser más rudo y fuerte de lo que imaginas, Yoon -- dijo cruzándose de brazos.

-- Ajá...

-- En serio ¿No te conté que tomé clases de taekwondo? -- dijo, llevándose la taza a los labios.

Yoongi alzó una ceja.

-- Nah, no hiciste eso.

-- Sí que lo hice -- expresó dejando la taza en la mesita, como para enfatizar su frustración.

-- ¿Que cinturón tienes entonces? -- provocó.

Jimin se apartó un poco para toser bajo su antebrazo.

-- Ahm...

-- ¿Ves? ¡Eres un mentiroso! -- lo acuso ya casi riendo.

-- No... No tuve suficiente tiempo para conseguir uno... ¡Pero sí que fui a clases! -- se quejó -- ¡¿Estás cuestionando mi honor, Min?!

Yoongi solo se rio.

-- ¿Cuántas?

-- Dos -- admitió y ni siquiera él pudo guardar la compostura antes de soltar una carcajada.

Sus risas se oían en todo el lugar, que estaba casi vacío. Jimin trataba de calmar su risa cuando esta lo hizo toser.

-- Tenía como seis años -- se explicó, cuando pudo calmarse -- No me gustaba el lugar. Los demás niños me daban miedo y el instructor era demasiado autoritario.

Yoongi trató de imaginar lo que estaba escuchando, pero algo no terminaba de cuadrar...

-- Y luego te metiste a danza. Lógico.

-- Verdad. Creo que me gusta que me maltraten.

Ambos volvieron a reírse y esta vez les costó un poco más reponerse.

-- ¡No! ¡Eso sonó mal!

Mientras trataba de calmar su risa, Yoongi se preguntó si ese tipo de momentos tan estúpidos eran los que la gente recordaba cuando pensaba en su juventud o en los momentos en los que había sido feliz.

Cuando volvieron a retomar el hilo de la conversación, Jimin prosiguió.

-- El punto es que no creo que me sea tan difícil robar una farmacia si nos fuéramos de hippies por ahí... No siempre se requiere fuerza bruta. Uno puede valerse de ingenio y agilidad.

Y, mientras tanto, pienso en ti  [Yoonmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora