PARK JIMINJimin estaba en conflicto. Volver a casa era acogedor, por supuesto. Había extrañado mucho a su tía, a sus amigos, su ambiente, la academia de danza, las calles de siempre, el metro y el clima de Busán. Pero, ahora que estaba de regreso tenía los nervios a flor de piel. Había dejado atrás todo eso y se sentía como un infiltrado. Y pese a que estaba en un lugar conocido, todo se sentía raro. Se preguntaba si algo había cambiado en su ausencia y qué tanto. Veía, entre las luces, algunos rostros conocidos y amables. Temía encontrarse con otros, más imponentes y rudos. Trataba de concentrarse en esas luces situadas de forma amateur para iluminar el salón. Daban la ilusión de que esa sala de práctica era un antro, o la idea de uno, pues la mayoría era menor de edad. Se dijo a sí mismo que estaría bien mientras tuviera esas luces, a Rosé y a Yoongi a su lado. Conversaban. La atención de Jimin iba y venía. Sabía que Rosie estaba preguntándole a Yoongi sobre el equipo de baloncesto y al rato, estaba comentado sobre la vez que había ido a Seúl con su familia.
El ambiente era súper movido y despreocupado. La música iba a tope. La pista en el centro estaba llena de cuerpos entregados a su ritmo. Jimin nunca había ido a una fiesta de verdad. Tenía cierto miedo de que Yoongi tampoco o que se sintiera incómodo ahí. Pero, sentía que en otro ambiente sin tantas distracciones, le sería más complicado presentarlo con sus amistades. Y a veces pensaba que era un poco raro lo que estaba haciendo. Nadie se angustiaba así por presentar a un nuevo amigo ¿no? Pero Jimin quería que Yoongi se sintiera bienvenido. No sólo a Busán sino a su vida. Quería mostrarle a Yoongi quién era por completo. Algo que nunca había imaginado querer hacer con nadie. Estaba dispuesto a abrirse de a poco, incluso con algunas partes difíciles. Y esperaba, rogaba, antes de quedarse dormido tras sobrepensar todo lo que había planeado, que aún así Yoongi quisiera quedarse a su lado.
Por fortuna, una aparición fortuita logró sacarlo del fondo de sus pensamientos. Jimin sonrió apenas reconocerlo y no dudó en darle un abrazo.
-- ¡Hyunjin!
-- ¡Hey, al fin reapareces! -- saludó Hyunjin, respondiendo el abrazo con un par de palmadas en la espalda, más fraternal de lo habitual.
-- Me alegra verte -- dijo Jimin, sonriente, tratando de no sobreanalizar ese pequeño cambio. -- ¡Te cortaste el cabello!
--Ah, sí, hace tiempo -- dijo, casual, como si no hubieran hablado de eso como un asunto polémico por meses antes de que Jimin se fuera... Él había decidido dejarlo largo unos semestres más. Al parecer, las cosas que habían cambiado comenzarían a ser evidentes... Jimin quiso morderse las uñas, pero mordisquear su labio por dentro era menos llamativo.
-- ¿Qué tal Seúl?-- preguntó Hyunjin, cortando el pequeño silencio que él mismo había provocado.
-- Bien... Genial. Traje un souvenir-- bromeó Jimin antes de presentarle a Yoongi.
No le estaba yendo tan mal ocultando sus nervios. Cada tanto escaneaba su alrededor para asegurarse de que estaba a salvo y que todo saldría bien. Como había pensado, su hyung no era muy platicador al conocer nuevas personas. Aunque parecía intentarlo. Jimin se encargaba de buscar cómo ligar temas de conversación y lograr que todo fuera más relajado. Rosé, con su carisma y sus preguntas oportunas, ayudaba un montón.
-- Vamos por unas bebidas -- propuso Rosé, tras un rato, sonriente.
Si Yoongi estaba nervioso o algo parecido, no lo demostraba. Tampoco se portaba tan apático como cuando lo había conocido ni parecía tener un letrero de "Déjame solo" en la frente. Pensó que quizá se estaba esforzando por él, un poquito. Tal vez... Aunque probablemente Jimin estaba viendo cosas donde no debía, como siempre.
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Y, mientras tanto, pienso en ti [Yoonmin]
FanfictionDejó el piano como una herida abierta. Desolado, Yoongi intenta sobrellevar sus últimos años de secundaria sin pensar en los terrores del pasado. Juega baloncesto, habla poco, duerme menos. Sus sueños, opacados por terribles pesadillas, ya no le imp...